Desde hace dos años, el sistema de higiene urbana funciona con sus contratos vencidos. En paralelo con el pedido de prórroga en 2022, el Ejecutivo había enviado un nuevo pliego para que fuera debatido por los concejales, pero la discusión no se dio y los vaivenes macroeconómicos obligan a revisar las condiciones. Desde la Secretaría de Ambiente y Espacio Público entienden que si la inflación y el tipo de cambio se estabilizan, con unos pequeños ajustes el proyecto podría tratarse. En el medio, las organizaciones ambientalistas de la ciudad denuncian el incumplimiento de las metas de la ordenanza de Basura Cero y reclaman ser tenidas en cuenta en el ámbito de discusión.
En el municipio confían en que el pliego pueda ser aprobado antes de fin de año. Por ahora, los pedidos realizados por el intendente Pablo Javkin en su discurso de apertura de sesiones fueron oídos: la reclamada ordenanza de nocturnidad fue aprobada, al igual que la modificación en el uso de suelo para la construcción de un nuevo parque industrial en las afueras de la ciudad. Solo resta el nuevo pliego de higiene urbana, que desde julio de 2022 descansa en las comisiones del Concejo, sin demasiados avances.
El proyecto fue ingresado junto con un pedido de prórroga por dos años del sistema vigente, o hasta el inicio efectivo de la prestación del servicio por parte de la nueva licitación pública. Pero pese a contar con una mayoría que le facilitaría su aprobación, desde el oficialismo no lo apuraron y la decisión tiene su lógica: la disparada inflacionaria y los vaivenes en el tipo de cambio hacen que sea necesaria la revisión de algunos aspectos del pliego.
“El pliego no fue tratado en estos años. No obstante, el contexto macroeconómico que tuvimos no fue favorable para poder avanzar con un pliego de esa magnitud, porque son contratos que requieren de una inversión muy significativa. Con las tasas de interés muy altas, complejidades respecto al tipo de cambio y restricciones en cuanto a las importaciones, se hace muy difícil tener un pliego que no resulte excesivamente oneroso para la ciudad”, explicó Luciano Marelli, secretario de Ambiente y Espacio Público municipal. “Seguramente le haremos algunos ajustes para que quede una versión más actualizada”, confirmó a Suma Política.
El funcionario no puso el foco en el Concejo. Por el contrario, entiende que si se confirma la estabilización de algunas variables, como la inflación, las condiciones para poner en marcha una licitación serán más favorables ahora. Por eso, la expectativa es que la iniciativa pueda tratarse antes de fin de año, mientras los contratos vigentes con las empresas de recolección de residuos siguen funcionando por medio de una prórroga, que fue posible por tratarse de un servicio público.
Aún no se conocen las modificaciones, pero desde la Secretaría de Ambiente adelantaron que las características generales del pliego se van a mantener. “La base del esquema de servicios y equipamiento es la que ya tiene el pliego”, indicó Marelli y agregó: “En cuanto a los números, hay que ver cómo se reacomodan los costos del equipamiento y la ecuación económica que en definitiva tiene que afrontar la Municipalidad para pagar mensualmente el servicio. Las modificaciones serán en cuestiones económicas y en algunas cuestiones técnicas, pero de menor magnitud”.

Los detalles
El pliego prevé un plazo de ocho años, prorrogable por uno más, para las empresas que asuman la recolección de residuos domiciliarios. Y conserva el esquema de distribución de la ciudad que se divide en tres zonas: el centro, macrocentro y algunos puntos específicos de la ciudad que están a cargo de Sumar, la empresa de la Municipalidad de Rosario. En tanto, de Pellegrini hacia el norte las tareas corresponden a la firma LimpAR, mientras que de Pellegrini hacia el sur la limpieza pertenece a la empresa Lime. Estas últimas dos zonas son las que se ponen en licitación en el pliego.
La prórroga tuvo sus condiciones para las empresas que siguen prestando el servicio, que debieron invertir en equipamiento. A fines de marzo, Marelli había informado la incorporación de 16 camiones nuevos que recorren las calles de la ciudad y la incorporación de 1.000 nuevos contenedores, con la renovación de otros 1.000. Con el nuevo pliego, se prevé la incorporación de nuevos equipos y contenedores, incluyendo los correspondientes para la separación de residuos reciclables y, en algunos sectores, orgánicos.
La discusión del pliego reaviva otro debate pendiente en la ciudad: la ordenanza de Basura Cero. En 2008, Rosario fue una de las ciudades pioneras en avanzar con una legislación que fijaba metas de reducción de enterramiento de residuos, con el objetivo de que en 2020 la ciudad dejara de enviar sus desechos al relleno sanitario de Ricardone. Las metas no solo no se cumplieron sino que se sobrepasaron: mientras que en 2008 se enviaban a disposición final unas 230 mil toneladas de residuos, para 2020 se registraron unas 286 mil toneladas, casi un 25 por ciento más.
Ante ese escenario, en 2021 el Ejecutivo elaboró un proyecto para redefinir las metas. La iniciativa planteaba un cronograma de reducción progresiva con metas escalonadas a 2025, 2030, 2035 y 2040. El proyecto no prosperó, pero en el Municipio la idea de readecuar las metas no perdió vigencia. “Consideramos necesario enviar nuevamente un pliego adecuándonos a los plazos y también la modificación de la ordenanza de Basura Cero, adecuando las metas a alcanzar”, había declarado Marelli a este medio previamente.

La mirada ambientalista
Las organizaciones ambientalistas de la ciudad son críticas de la gestión de residuos urbanos del municipio. Según explican, con el correr de los años Rosario profundizó un “modelo higienista” que prioriza la higiene urbana por medio de los contenedores y deja en un segundo plano la separación de residuos. Y si bien reconocen algunos intentos por promover la separación, como la experiencia “barrios verdes” y el trabajo con grandes generadores, entienden que las estrategias quedaron cortas para la ciudad.
En la misma línea, también sostienen que hubo “cierta indiferencia” hacia un sector que podría ayudar en ese sentido: los recuperadores urbanos, o cartoneros. “Hubo un primer momento de conflicto importante que fue cuando se eliminó la tracción a sangre. A partir de ahí, lo que nosotros vimos de parte del Ejecutivo es un desinterés hacia el sector. En algún momento se intentó una suerte de inclusión con la prueba piloto de separación en origen en Barrio Industrial. Pero fue más por iniciativa de las organizaciones que por interés del Ejecutivo”, explicó Mirko Moskat, integrante del Taller Ecologista.
Todo ese combo derivó no solo en el incumplimiento de las metas, sino en una “estabilización” de la cantidad de residuos que se entierran en los últimos años, en el orden de las 300 mil toneladas anuales. “El propio modelo basado en los contenedores es un obstáculo en ese sentido. Pero la gestión de residuos requiere de una planificación y un desarrollo de infraestructura que hoy no vemos en la ciudad”, señaló el especialista en diálogo con este medio. “Pensar en cómo desarrollamos estrategias de separación dentro de los edificios, en pleno centro de la ciudad, también es parte de la planificación urbana de la ciudad”, añadió.
Para Moskat, lo que se conoce como el sistema “puerta a puerta” es el que mejor permite hacer un aprovechamiento de los residuos, porque se puede individualizar esa recolección, a diferencia del contenedor, donde el depósito es anónimo. A eso apuntaba la experiencia “barrios verdes” que se puso en marcha en 2017 en algunos sectores de la ciudad y mostró buenos resultados. Pero las organizaciones ambientalistas entienden que nunca se terminó de profundizar ni expandir lo suficiente.
En 2020, con la confirmación del fracaso de la ordenanza de Basura Cero en la ciudad, el Taller Ecologista en conjunto con otras organizaciones de la sociedad civil elaboraron un documento que recopilaba una serie de propuestas planteadas en distintas oportunidades, para que el municipio pudiera incorporar. Allí proponían que se impulse la separación en origen, avanzar en estrategias de inclusión de cartoneros, impulsar tácticas locales de reducción de residuos y descentralizar la infraestructura para el tratamiento de residuos, entre otras.
Con el anuncio del nuevo pliego de higiene urbana en 2022, desde el Taller Ecologista también se pronunciaron, con un documento cuyo título resume el pensamiento del espacio al respecto: “Más de lo mismo”. En el escrito planteaban que el municipio sigue apostando al mismo sistema de recolección “que demostró ser un fracaso para cumplir con la ordenanza de Basura Cero” y recordaron el proyecto presentado por las organizaciones ambientales, para crear un Servicio Público de Recuperación de Residuos Reciclables.
“En la ciudad hay más de 3.000 cartoneros/as cuyo trabajo permite que cada año miles de toneladas de residuos sean recicladas, mucho más que lo que logran los programas municipales. Necesitamos discutir qué lugar tienen los cartoneros y cartoneras en la política pública de reciclaje, necesitamos discutir un sistema de gestión de residuos con inclusión social”, expresaron en el documento. Y agregaron: “Está claro que el modelo actual de gestión es insustentable, no ha servido para cumplir con los propósitos de la ordenanza Basura Cero. Teníamos alguna expectativa de que la gestión de Pablo Javkin, por su trayectoria previa, al menos en el tema residuos iba a ser renovadora, pero lamentablemente se siguen repitiendo esquemas que demostraron no funcionar. Por ahora la decepción es mayúscula”.

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Periodista. Licenciado en Periodismo (UNR). Conductor y productor en radio Aire Libre (91.3). En Twitter: @NachoCagliero
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