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Política

Grave: un tajo en el corredor biológico de la autopista Rosario-Santa Fe

El corredor biológico de la autopista Rosario-Santa Fe cumplió doce años en marzo pasado pero su futuro quedó amenazado. En 2011, el entonces gobierno provincial decretó que las banquinas públicas ya no podían ser apropiadas por los dueños de los campos linderos para sembrar soja y destinó esas tierras para regenerar la flora nativa y permitir la circulación de especies. Una reserva pequeña, angosta, pero estratégica: una franja verde de 150 kilómetros de largo (sur-norte) que permite interconectar otros corredores a lo ancho (oeste-este), como las veras de los arroyos y cursos de agua.

Pero la realidad nunca es la misma para todos. Unos ven allí pastizales y arbustos de la pampa húmeda, en la parte sur del espacio, o del espinal, en el norte; ven un refugio para mamíferos pequeños en una región casi sin pulmones; ven un reposo para las aves. Pero otros se detienen en la “falta de limpieza” e incluso lo que sí ven es un refugio para otra especie nativa: los delincuentes que roban y se esconden.

Puede que haya trozos de verdad en ambos lados, como suele ocurrir, pero la salida no debería ser la destrucción total de un corredor que se generó con muchos años de paciencia. Y eso fue justamente lo que ocurrió en las últimas semanas. Una máquina retroexcavadora y un camión removieron la vegetación de ese espacio al costado de la autopista a lo largo de varios kilómetros (entre el 22 y el 27).

Vecinos de la región difundieron las imágenes de esos vehículos, que pertenecen a la comuna de Timbúes, y la constatación de que en ese tramo no quedó nada, salvo algunos árboles recién plantados. Lanzaron esta semana una colecta de firmas para repudiar el hecho y pedir explicaciones a los responsables (sumaron más de mil voluntades los primeros días).

El reclamo fue realizado ante el presidente comunal de Timbúes, Antonio Fiorenza, y la ministra de Ambiente y Cambio Climático, Erika Gonnet. Las cartas fueron dirigidas “a los fines de solicitar el cese inmediato de las intervenciones que se efectúan en el ámbito de su jurisdicción en detrimento del Corredor Biológico de la AP-01, Rosario-Santa Fe, y su debida restauración”.

Lo propio hizo ante la Legislatura el diputado provincial Esteban Lenci, quien ingresó la semana pasada un pedido de informes en la Legislatura, basado en que el desmonte que se supone de limpieza y seguridad afecta a “la vegetación compuesta de especies autóctonas que fue removida en su totalidad, reduciendo el paisaje a suelo desnudo”.

El texto recuerda que “el Corredor Biológico de la Autopista AP-01 Brigadier Estanislao López es un área natural protegida, categoría paisaje protegido, en el marco de la Ley 12.175”. Pide al “Poder Ejecutivo, a través del organismo que estime pertinente, informe, en relación a las obras que se están realizando a la vera de la autopista Rosario Santa Fe, zona Timbúes, las intervenciones realizadas por la Dirección Provincial de Vialidad y el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático, dando cuenta de las autorizaciones e informes ambientales que autorizaron y permitieron la realización del desmantelamiento”.

El diputado Lenci consideró que la destrucción del espacio verde “constituye una abierta violación a la Ley 12.175, de Áreas Naturales Protegidas”. En 2014, un decreto del entonces gobernador Antonio Bonfatti incorporó ese corredor a la Ley de Áreas Naturales Protegidas bajo la categoría de Paisaje Protegido.

El diputado villagalvense confirmó que el pedido fue efectuado ante la provincia por el propio presidente comunal de Timbúes. “Lo insólito y muy grave es que tanto el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático, como la Dirección Provincial de Vialidad avalaron este avance sobre un área protegida”, señaló y amplió que “mediante escrito de la Dirección Provincial de Vialidad se autorizó la remoción de la vegetación, argumentando el objetivo de mitigar inconvenientes que afecten a la autopista”.

“Las propias autoridades locales y provinciales están impulsando la destrucción de un Paisaje Protegido”, agregó.

Un estudio sobre el rol del corredor

En marzo pasado, Suma Política publicó un informe del periodista Ricardo Robins sobre el origen del corredor biológico (se puede leer acá), sus objetivos y un estudio que detalló la recuperación de mamíferos. Según explicó Ricardo Biasatti, biólogo y ecólogo que fue parte de la creación de esa reserva como titular de Recursos Naturales y de Planificación de Medio Ambiente provincial, relevaron durante años la presencia de mamíferos en el sur de Santa Fe. Pensaron que si hay pumas, gato montés y carpinchos en el corredor, animales que son la cima de la pirámide, entonces el resto de la cadena de flora y fauna existe.

El trabajo “Desafíos de la conservación biológica en El Espinal y la Pampa Húmeda santafesina” demuestra la “funcionalidad” del corredor. Los registros parten de la base de “escasa o nula” información sobre la preexistencia de animales en esas zonas. Sobre todo en la pampa húmeda como “área en peligro” por la pérdida de su diversidad. Los resultados detallan los mamíferos detectados sobre el río Carcarañá y otros arroyos y también en rutas y caminos.

En el caso puntual del corredor de la autopista que une Rosario con Santa Fe, el listado parte de 2009 y llega hasta 2017 con la especie determinada, el lugar del avistaje o hallazgo (si estaba muerto o había restos) y otros datos. Figuran: gato montés, cuis común, puma (“ejemplar de mediano porte desplazándose en el corredor biológico”, se detalla por ejemplo en una de las entradas), aguará popé o mapache sudamericano (“ejemplar atropellado, muerto en banquina”), hurón menor, comadreja overa, coipo, lobito de río, zorro pampeano, puma yaguarundí o gato moro y peludo.

En el listado total por cantidad de los distintos relevamientos (con diversas metodologías, transversal y colaborativo, no formal pero fehaciente) se destacan 31 pumas (15 yaguarundí y 16 concolor), más de cien ejemplares de especies como gato montés, zorros o comadrejas, o 50 peludos, entre otros habitantes.

La información, publicada en 2019, “permite establecer la presencia efectiva de mamíferos medianos y grandes en el sur de Santa Fe que se presumían escasos o ausentes”. Aunque preliminar, el estudio avala la idea de que un corredor, aunque sea fragmentado y estrecho en sus dimensiones, “constituye una herramienta para devolver a la región instrumentos de conectividad que den lugar a la supervivencia de especies”.

Biasatti agregó que el muestreo prueba que “los corredores están funcionando, que se está recomponiendo la fauna”. “Hay impacto si lograste reconstruir la cadena alimentaria, que es la estructura del ecosistema. No tenés que mirar metro por metro, se recompone la vegetación y sabés que las especies de animales tienen crías. Eso está pasando y el enriquecimiento en especies es real”, dijo antes de conocerse la destrucción parcial; un tajo en esa reserva angosta de la provincia.

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