“Jugamos como nunca, perdimos como siempre”. A diferencia de otras lecturas electorales sobre los resultados de las elecciones en Ciudad de Buenos Aires, en el peronismo de Santa Fe se valoró el desempeño partidario al quedar a menos de tres puntos de una victoria en un distrito esquivo, a la vez que se trazaron varios ejes para tener en cuenta en el armado provincial de cara a la compulsa para diputados nacionales (sin PASO) del 26 de octubre, y que podrían resumirse en uno de los lemas de El Eternauta: nadie se salva solo.
Suma Política consultó a varios referentes del peronismo santafesino y rescató algo de autocrítica, cierta preocupación por la baja participación y hartazgo de la ciudadanía y el reconocimiento de que la bandera de la baja inflación cuando sucede a niveles altísimos como los que hubo, se impone por un lapso a cualquier otra demanda, algo que ya ocurrió en la historia argentina.
La primera coincidencia de las tribus peronistas de Santa Fe es que la elección del PJ “no fue mala”, que alcanzó porcentajes esperables e incluso mejores, ya que hizo la mejor elección intermedia en ese distrito de los últimos veinte años, pero que le jugó en contra la posibilidad de ser el único que podía ganar. “Tuvo un problema de expectativa”, señalan. Que haya quedado a tres puntos desdibujó entonces ese protagonismo final de “casi empate”.
Que era posible para Leandro Santoro imponerse en CABA no fue una estrategia de campaña, sino la coincidencia que tenían todas las encuestas hasta dos semanas antes de la elección. “En los últimos quince días hubo un corrimiento del voto que tenía el PRO en favor de LLA. Si Adorni sumaba el 25% y el PRO el 20%, ganaba Santoro”, resumen los que siguieron de cerca los números dinámicos en la previa. “Nos comimos la curva”, aceptan.
Se dividen las opiniones cuando se refieren a los otros candidatos que jugaron a restarle votos a Santoro (Juan Manuel Abal Medina y Alejandro Kim, el postulante de Guillermo Moreno), quienes en la campaña se dedicaron más a criticar a su adversario interno antes que a discutir con La Libertad Avanza, el gobierno nacional, el PRO o la gestión local de Jorge Macri.
Algunos sostienen que ahí se dispersaron los tres puntos que podrían haber determinado un empate en 30 o permitido hasta ganar la elección. Un resultado de efecto más que nada simbólico, porque en definitiva no alteraba demasiado el mapa de distribución de bancas legislativas.
Para otros sectores del PJ local esos votos no iban a terminar apoyando a Santoro, porque eran seguidores de los candidatos que decidieron ir por separado. “No es una cuestión matemática poder sumarlos”, aclaran sobre quienes a pesar de sus pergaminos y campaña en medios sacaron individualmente menos del 2%.
Sí advierten que hay votantes tradicionales del PJ entre los que decidieron no ir a votar. “Una parte del votante peronista se quedó en la casa”, admiten, tal vez desmotivados por la última gestión nacional del partido.

LLA reemplaza al PRO
A la hora de los análisis prefieren destacar que La Libertad Avanza se consolidó como la nueva derecha en Argentina, que el PRO fue el gran perdedor al quedar tercero con el 15% de los votos en el distrito que lo vio nacer y que gobierna desde hace 20 años, y que la única oposición que queda en pie es el peronismo, ya que aparecen muy fragmentadas las otras opciones políticas.
Anticipan que con el resultado de la elección del domingo prácticamente quedó decretado que Jorge Macri no podrá ser reelecto, y que el futuro jefe de Gobierno porteño dentro de dos años será un candidato libertario.
Aportan de la lectura de los números un dato elocuente: Milei creció exponencialmente en los barrios de altos ingresos de CABA, donde avanzó sobre el voto que era del PRO y antiperonista, a la vez que creció menos –o no creció- en los barrios humildes, donde la gente la está pasando mal. Pero advierten que ese votante no va a ir automáticamente a votar al peronismo si no aparecen opciones que le generen alguna expectativa. “Por algo votaron otra cosa”, reconocen. Mientras, no vota a nadie, por eso relacionan los números a favor de Milei con la baja participación electoral. “La gente desencantada con la política puede salir para cualquier lado”, explican con temor.
Ir por afuera, mala idea
Con perspectiva en la elección de diputados de este año en Santa Fe hacen una lectura no sólo referida a lo que pasó en CABA, sino una que también abarca los recientes comicios provinciales e incluye a la elección de convencionales: “Al que va por afuera le va muy mal”. Califican de “decisión equivocada” la que adoptaron en la provincia el senador Marcelo Lewandowski, Roberto Sukerman y Lisandro Cavatorta, estos dos últimos todavía en la pelea tras ir por afuera de la lista central de su partido para disputar una banca como concejal de Rosario. “Espacio por afuera no hay”, resumen.
Otra lección que sacan de los comicios para la Legislatura de Buenos Aires es que la ciudadanía “no vota a quien no conoce”. Esto vale para el intento por figuras no instaladas en la opinión pública y también para los que tienen demasiados antecedentes que le juegan en contra, como Abal Medina que fue senador y jefe de Gabinete nacional.
Y una más: no funcionó esconder a Cristina Fernández de Kirchner, una decisión que generó tensión dentro del espacio que la sigue, pero que no se compensó en cantidad de votos.
Habrá que ver cuántas de estas enseñanzas se corporizan en Santa Fe donde por ahora hay más candidatos a encabezar la lista de diputados nacionales que lugares expectables.
Agustín Rossi y Eduardo Toniolli fueron los primeros en anunciar sus intenciones de disputar una banca en la Cámara de Diputados. Roberto Mirabella se apresta a hacer un pedido formal para saber cómo se reemplazarán las internas en la provincia para competir por el mismo cargo. Más que lista de unidad, por ahora pinta para varias alternativas.

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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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