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Política

La mala hora de las bandas criminales y las preguntas que quedan sin respuesta con los juicios abreviados

Mauricio Laferrara era la pieza que faltaba. Con su recaptura en una cabaña de Pueblo Andino, después de escapar de la cárcel de Devoto y pasar ocho meses prófugo, los principales referentes de las bandas criminales que azotaron a Rosario en los últimos años están detenidos y dispersos en cárceles federales y provinciales, de Rawson a Resistencia y de Coronda a Ezeiza.

La detención de Laferrara es significativa además porque pone en escena nuevos dispositivos del gobierno provincial: la Subsecretaría de Inteligencia Criminal y la Unidad de Acciones Especiales, abocados a la búsqueda del hombre de confianza de Esteban Alvarado desde su puesta en funciones en diciembre pasado. La condena en juicio abreviado que sumó Patricia Celestina Contreras supone otro golpe contra las bandas, aunque parece mucho menos efectivo ya que deja interrogantes sin responder sobre las balaceras contra escuelas y estaciones de servicio de noviembre de 2021.

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, celebró en la red X la captura de Laferrara y dijo que también hubo méritos de la Policía Federal y el Plan Bandera. Sin embargo, no hizo referencias sobre cómo pudo producirse la fuga de Devoto, el 17 de octubre de 2023. Lo único que trascendió es que Laferrara se escondió en la basura “con un complejo sistema de respiración” según Bullrich y así pudo trasponer los muros del penal, como los fugitivos que encarnan Steve McQueen y Ali McGraw en el film La fuga, de Sam Peckinpah. Pero en la película actual tiene que haber otros actores que todavía no aparecen identificados.

Nacido el 6 de abril de 1996 en Rosario, con instrucción secundaria incompleta y de ocupación declarada changarín y fletero, Mauricio Jesús Laferrara se encuentra ahora en la cárcel federal de Marcos Paz y cumple dos condenas de prisión perpetua. “Era un objetivo prioritario, por su historial como mano derecha de Alvarado y sicario experimentado”, dice una fuente de la investigación. En Andino, donde alquilaba una cabaña cerca del río Carcarañá, Laferrara fue sorprendido en la madrugada del viernes 21 de junio cuando estaba con su pareja, sus hijas y un primo de Rosa Natalí Capuano, la ex esposa de Alvarado, aunque en las imágenes que se difundieron se muestra imperturbable.


La recaptura de Mauricio Laferrara

El pivot del crimen


En el juicio por el crimen de Lucio Maldonado, prestamista de dinero con intereses muy altos, la fiscalía le preguntó a Esteban Alvarado por su relación con Mauricio Laferrara:

—Con Mauricio, la verdad, tengo poca relación —aseguró Alvarado—. Sí con el padre. Con Jorge (Laferrara) tengo relación por el tema de los caballos, le he vendido caballos para jineteada y también repuestos de camiones. Con Mauri tengo una relación de conocidos, de ir a las carreras, de ir a las jineteadas.

Sin embargo, durante el juicio la fiscalía acreditó un vínculo estrecho: Laferrara había sido “el pivot que vinculaba a los imputados” en el secuestro y el crimen de Maldonado, en las tareas de inteligencia previas a los hechos y en el arreglo del escenario donde apareció el cadáver, cerca del casino City Center, tan célebre por sus entretenimientos como por los crímenes que lo rodean.

Laferrara fue poco cuidadoso en su manejo con los teléfonos, según los comentarios que Alvarado le hizo por Telegram a Facundo Almada, también condenado: “Ojalá, Lapo (apodo de Almada), ojalá no salte el teléfono tuyo con Mauri, porque ahí va a haber muchos más problemas”. A esos registros que efectivamente surgieron con la investigación de la Agencia de Criminalidad Organizada se le sumó otro error: Laferrara llevó a Maldonado a la quinta Los Muchachos, en Piñero, sin darse cuenta que el Chevrolet Cruze del prestamista tenía instalado un rastreador satelital. “A mí no se me escapó nada, Lapo, se les escapó a los boludos estos”, se lamentó Alvarado.

“Hubo un trabajo de recolección de datos, análisis de la información que surgía y relevamiento de distintas fuentes que nos llevaron hasta Laferrara —cuenta el vocero de la investigación—. Este tipo de tareas implica observación de domicilios y de familiares, ya que hay una dinámica de una vuelta a los vínculos”.

Así como el seguimiento de Rosa Capuano resultó el hilo conductor de la captura de Alvarado, el 2 de febrero de 2019 en un camping de Embalse Río Tercero, Laferrara fue detectado a partir de los movimientos de su esposa a través de diversos domicilios hasta llegar a Andino. Pero el procedimiento recién se decidió cuando el prófugo salió por un momento de la cabaña y se hizo visible para sus perseguidores.

Laferrara estaba pertrechado en la cabaña con armas, un GPS de alta tecnología y un teléfono que ahora es objeto de pericias. No hay datos sobre su participación en actividades criminales durante los meses que estuvo prófugo y el rumor de que planeaba un atentado contra el gobernador Maximiliano Pullaro o “un delito de alto impacto político”, según la fuente, sigue en ese plano, el de una versión que circuló sin elementos de prueba.

“Cuando iniciamos la gestión nos encontramos con que los presos podían hacer cualquier cosa —apunta el vocero del Ministerio de Seguridad—. Con las medidas implementadas tanto dentro como fuera de las cárceles hay un mayor control tanto del gobierno nacional como del provincial. El monitoreo debe ser constante”.

Laferrara estuvo a cargo del “estamento operativo” de la organización de Alvarado, según los términos de la fiscalía. El crimen de Christian Enrique, cuyo cadáver apareció el 9 de noviembre de 2018 camino a Soldini y por el que también se lo condenó, fue una venganza por una balacera previa que había dejado malherido a su padre, Jorge Laferrara. Con los procesamientos y prisiones preventivas dictadas por la Justicia Federal en una causa por lavado de activos bajo la fachada del comercio Carbón Rosario (ver nota en Suma) y en otra causa donde fue detenido y procesado en el mes de mayo Jorge Benegas como cómplice del peruano Julio Rodríguez Granthon, lo que se llamó banda de Alvarado se encuentra desarticulada.

Pero hay más prófugos de la Justicia. Jonathan Riquelme es buscado como parte de la banda que organizó su hermano Francisco Riquelme. Y un miembro notorio de la banda de Los Monos sigue sin ser visto en los lugares que frecuentaba: el ex oficial de policía Juan José Raffo.



Una diáspora en las cárceles


Los contactos de Raffo no pudieron ser mejores. Hasta 2022 estuvo en relación directa con altos jefes de la Unidad Regional II y según una investigación en curso un agente local de la Agencia Federal de Investigaciones le avisó que el MPA y la Procuraduría de Narcocriminalidad estaban por caerle y así lo ayudó a fugar.

Los referentes de Los Monos están en prisión, con condenas o procesamientos firmes: Patricia Contreras cumple prisión domiciliaria, porque requiere tres sesiones semanales de diálisis; Lorena Verdún, Carlos Escobar y Leandro Vinardi están en la cárcel de Ezeiza; Máximo “el Viejo” Cantero, Ramón Machuca, Dylan Cantero (hijo del Viejo) y Gastón Ezequiel Schneider (hijo de Claudio “Pájaro” Cantero) en Piñero; Ariel “Guille” Cantero y Luciano Uriel “Lucho” Cantero (también hijo de Claudio “Pájaro” Cantero) en Marcos Paz; Pablo Nicolás Camino, en Rawson.

En una audiencia del lunes 24 de junio, la jueza de primera instancia Lamas González homologó el juicio abreviado que acordaron la Fiscalía y la defensa de Patricia Contreras, por el cual la madre de “Guille” y el “Pájaro” Cantero recibió cuatro años de prisión por el pago realizado al encargado de organizar balaceras contra la Escuela de Educación Técnica 472 “Crisol”, en calle Magnano al 6300, el Complejo Educativo de Caferatta al 4000 y las estaciones de servicio de San Martín y Saavedra y Ovidio Lagos al 4900, entre el 9 y el 14 de noviembre de 2021. La pena se unificó con otra anterior y quedó en 14 años de prisión efectiva por intimidación pública calificada por el empleo de arma de fuego, amenazas coactivas calificadas por ser anónimas y por el empleo de armas en carácter de coautora.

Contreras fue condenada por pagos realizados a Nazareno Gauna, ya imputado. El enlace entre ambos fue Nelson Alexis Aguirre, desde la cárcel de Coronda. La condena deja un vacío notorio en la trama de los hechos investigados: no identifica a los autores materiales de las balaceras (Gauna está sospechado de haber sido el organizador en la calle); no precisa cuál fue el interés particular de Contreras; no aclara cuál era la relación de Contreras con el “Viejo” Cantero cuando ambos están separados y se supone que Aguirre, alias Pandu, respondía al fundador de Los Monos.

La Fiscalía Regional de Rosario informó al respecto que los pagos fueron “para organizar los hechos y lograr la intimidación pública para que con la conmoción lograda pudieran lograr beneficios en sus lugares de detención como así también mantener presencia en las calles”. Una declaración genérica, sin detalles ni comentarios en la audiencia, que constituye una especie de lugar común y deja en la sombra los aspectos concretos de los hechos.

“Pandu” cumple una condena de 16 años por homicidio y aportó los elementos de prueba en conversaciones telefónicas. “No le cobres mucho”, le dijo a Gauna, quien acudió al domicilio de Contreras y recibió “una bolsa llena de billetes” de manos de Dylan Cantero. En otra causa la novia de “Pandu”, Brenda Barboza, levantó la perdiz de los contactos policiales: “Lucho de la PDI”, por Luciano Arellano, lo que llevó a la vez a Raffo.

Otro aspecto difuso es la relación actual entre los referentes de Los Monos. Al enfrentamiento por control remoto desde cárceles federales entre Pablo Camino versus Carlos Damián Escobar y Leandro Vinardi, que derivó entre otros casos en el crimen del músico Lorenzo Jimi Altamirano, se suma la dispersión de los referentes en distintas cárceles y el cruce de intereses personales.

Según acusaciones de la fiscalía, Gastón Schneider fue así simultáneamente parte de una estructura liderada por Luciano Cantero y jefe de una facción propia. Dylan Cantero no utiliza celulares, como su padre el “Viejo” Cantero, y firmó una condena de tres años de prisión en juicio abreviado en el que se reconoció integrante también de la banda de “Lucho”.

Los enfrentamientos internos y las persecuciones de la ley parecen debilitar a Los Monos, a un cuarto de siglo de su hegemonía en el mercado del narcomenudeo. En conversaciones interceptadas, sin embargo, Lorena Verdún parece reavivar la llama del grupo: “Nadie se crea superior de nada, porque cuando yo salga el que se crea superior, que está arriba, se va a bajar de un hondazo”. Promesas de nada bueno. 


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