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Economía

La ministra, la inversión y el aporte santafesino a la recaudación nacional

Los giros de 180 grados son una regularidad de la vida política de la Argentina. Y en general, explican sobre la economía más que las condiciones estructurales o algún destino manifiesto. Al último fin de semana se ingresó con dudas sobre las reservas y los episodios cambiarios, y se sale con una nueva ministra de Economía.

La falta de precisiones y la inexistencia de una comunicación oficial formal al final del domingo para designar a Silvina Batakis contribuyó al clima de vacilaciones que cundió después de la presentación de la vicepresidenta y la carta de renuncia del ex ministro Martín Guzmán. 

Al filo de los hechos queda la situación de las provincias. Con pasado de gestión en Buenos Aires durante el gobierno de Daniel Scioli y una reciente función en la Secretaría de Provincias, la primera mujer que estará al frente del Ministerio de Economía tiene por delante una economía alterada por el internismo y la dispersión del poder. 

Las especulaciones no hacen más que abonar al desconcierto. El acuerdo de Santa Fe con la Nación por la deuda por los descuentos automáticos del 15 por ciento de la coparticipación fue por 152 mil millones de pesos. En 2021, Santa Fe realizó aportes en tributos nacionales por alrededor de 1,6 billones de pesos: representa el 13,5 por ciento del total recaudado por el Estado nacional.


Batakis en su asunción como ministra de Economía de la Nación

La factura del campo


La semana pasada, los exportadores informaron que la liquidación de divisas de junio llegó al récord de 3.800 millones de dólares y acumula en el año 19.100 millones. Para el próximo trimestre, la demanda de fertilizantes exigirá unos 1.200 millones más. La fragilidad de las cuentas públicas se agrava por la fragilidad del contexto global.

El principal lubricante de la economía argentina son los bienes oleaginosos y cerealeros que salen principalmente del AMGRO. De no ser por las liquidaciones agroindustriales, el Banco Central hubiera registrado en mayo reservas negativas por más de 8 mil millones de dólares. 

El mayor control de las importaciones reforzaría la capacidad de ahorro del Banco Central en 1.300 millones de dólares mensuales. Pero no parece suficiente. Y las últimas acciones de gobierno parecen indicar nuevos horizontes. Mientras tanto, la campaña avanza como un mochilero haciendo dedo por las rutas. 

El cuadro de situación para la toma de decisiones productivas se configura entre las expectativas devaluatorias, las corridas cambiarias, las endebleces estatales y las idas y venidas gubernamentales. Es difícil calcular cuánto costará producir. E imposible saber a cuánto se va a vender. Cada campaña exige volver a tierra buena parte de lo obtenido. 



Las decisiones de inversión


Las variables se evalúan en la etapa de planificación y comprenden un diagnóstico sobre los precios, los pronósticos climáticos, la situación política interna y el planeamiento financiero de cada unidad. 

Las necesidades de inversión son diferentes para cada cultivo. Y la guerra rusoucraniana jugó un rol fundamental al reconfigurar el escenario, sumando oportunidades, pero también riesgos y amenazas. Los factores externos e internos se conjugan para dar forma a un escenario donde todo llama al repliegue y la precaución. 

Entre los actores del sector privado que más invierten año a año, el campo está entre los primeros. Y la necesidad de dólares por hectárea se incrementó al ritmo del desequilibrio del mercado mundial. Los planteos de insumos, pulverización y siembra, pasaron de 250 dólares por hectárea de la campaña anterior a 376 para la actual, alcanzando el récord histórico. 

Entre los actores del sector privado que más invierten año a año, el campo está entre los primeros. Y la necesidad de dólares por hectárea se incrementó al ritmo del desequilibrio del mercado mundial.

Si se le suma el crecimiento de la superficie en los seis cultivos principales, que aumentó un 2,5 por ciento hasta los 35,6 millones de hectáreas, se llega a una inversión anual que rompe todos los techos registrados: en el ciclo 21/22 el campo invirtió 13.500 millones de dólares. A eso hay que agregarle lo invertido en construcciones, maquinarias y equipos de transporte. Y las externalidades del consumo rural. Como referencia: en 2021, la inversión total de la Argentina fue de 54 mil millones de dólares. 

El aumento de los precios de los commodities también se dio para los costos de producción. Las erogaciones necesarias para afrontar la campaña fueron mayores al año previo. Pero las certezas sobre los resultados, no. Esas variaciones tienen un efecto fiscal sustancial. Es decir, sobre las capacidades estatales y el espacio para gestionar. 


El combustible y los conductores


La falta de gasoil reavivó las tensiones. El paro convocado por la Mesa de Enlace quedó opacado por los cambios en el gobierno. Pero el conflicto político al interior del conflicto económico sigue encendido. La cúpula rural, a destiempo desde el Tractorazo y presionada por un sector de las bases, se apuró a tomar la medida. Aunque el argumento tiene su grado de verdad: las advertencias anticipadas no fueron consideradas por el gobierno.

La producción nacional de gasoil se mantiene estable en el acumulado respecto al año anterior. En los primeros cinco meses del año, la demanda para generación de energía pasó del 14 por ciento al 21 por ciento del consumo nacional. El consumo para transporte aumentó un 18 por ciento de un año al otro. 

Las mayores necesidades se cubrieron con importaciones, que pasaron de menos de 1 millón de toneladas en 2021 a más de 2 millones este año. Los stocks al iniciar el 2022 estaban un tercio por arriba del año previo. Pero no alcanzó. Mientras la demanda ascendió un 27 por ciento, la oferta subió un 22 por ciento. 

El impacto sobre el campo es directo. No solo en la afectación logística y por el impacto en la comercialización y las proyecciones de campaña. También acarrea restricciones de importación por la mayor cantidad de dólares que se lleva la cuenta energética. 

La Mesa de Enlace busca recapturar la centralidad opositora frente a los grupos de autoconvocados que la desbordaron. Al comunicado anunciando la protesta lo firmaron las principales entidades del sector agroindustrial, pero la Asociación Argentina de Productores Agropecuarios decidió no sumarse. El 13 de julio mostrará otras grietas adentro de la Grieta. Pero ahora la atención y las preocupaciones son otras. 


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