Si las elecciones fuesen hoy, no habría ninguna chance de que los sectores internos del macrismo sellaran la paz. La grieta es profunda y, por ahora, insalvable. Y, además, no hay nadie tratando de acercar a los protagonistas centrales de la historia: Roy López Molina y Federico Angelini. Las diferencias entre los dos sectores en pugna son políticas, estratégicas, metodológicas y en algunos casos también personales.
La fractura quedó expuesta en el Concejo Municipal de Rosario. Roy lidera el bloque de Cambiemos, que integran además Agapito Blanco y Renata Ghilotti; junto a ellos, en el interbloque, está Marcelo Megna (bloque Unión Cívica Radical). En el otro rincón, los ediles que responden al diputado Angelini conforman el bloque Juntos por el Cambio. Al frente está Alejandro Rosselló y lo componen Carlos Cardozo, Anita Martínez y Germana Figueroa Casas. Con ellos juega Daniela León (bloque UCR/Juntos por el Cambio).
Una de las pocas coincidencias, paradójicamente, es la lectura sobre el reparto de fuerzas interno: todos asumen que la mayoría de intendentes, jefes comunales, concejales y legisladores está alineada con Angelini.
A partir de allí, todas son diferencias. Desde el sector de López Molina creen que lo único que motoriza a sus adversarios es la búsqueda de poder, sin importar las formas ni los aliados ocasionales. Están convencidos de que Angelini negocia con Julián Galdeano (UCR) y Joaquín Blanco (en nombre de Lifschitz) la conformación de un frente que los contenga a todos para enfrentar al peronismo. Una estrategia que, evalúan, tendrá algún primer esbozo en 2021 y saldrá a escena en la pelea por la Gobernación en 2023. “Por eso se olvidaron de las críticas a la pésima gestión de Pullaro y el socialismo en Seguridad y le tiran con todo al actual ministro Marcelo Sain”, aseguran.
No es el único cuestionamiento que le hacen a la conducción de Angelini. “En cuatro años, pese a las muy buenas elecciones que se hicieron en 2015 y 2017, no se construyó nada en la provincia. Hay una marcada incapacidad de visión política a mediano y largo plazo”, disparan. Ese estancamiento, de acuerdo a sus miradas, no es fortuito. “Tienen miedo a crecer porque entonces los liderazgos hay que revalidarlos y el lugar que hoy ocupan entra en riesgo”.
A tono con ese discurso crítico, la lectura política que hacen es lapidaria. Creen que nunca se consolidó el espacio en Santa Fe y se dilapidó la chance real de ganar la intendencia de Rosario en 2019, después de una gran elección de Cambiemos en 2017 que puso en evidencia que el ciclo del socialismo se estaba terminando.
A varios de los dirigentes que acompañan a Roy les gusta hacer un paralelismo con el fútbol. “Angelini es como Caruso Lombardi: te puede salvar del descenso pero nunca te va a hacer ganar un campeonato”, repiten divertidos. También son ácidos con Carlos Cardozo, uno de los laderos de Angelini. “Andaba todo el día con el libro La Secta Socialista bajo el brazo, y ahora pasó a tener una mirada condescendiente sobre el socialismo”.
En el marco de una pelea interna furibunda, las réplicas también son de grueso calibre. Al menos desde el discurso, en esta pelea nadie sale sin magullones. Al “pibe”, como le dicen a López Molina algunos hombres de Angelini, le enrostran falta de principios, sellar un acuerdo político con quienes hasta hace poco eran sus adversarios ideológicos y ponen en duda que el año próximo siga dentro del mismo espacio político. Casi idénticas acusaciones que las que ellos reciben.
“Dejó de lado sus principios morales para privilegiar un acuerdo político y eso es grave. Debería explicar por qué siempre vota junto a La Cámpora y Ciudad Futura, que lo denigró”, dicen al describir la alianza táctica y de poder que el sector de López Molina estableció en el Concejo. La referencia es clara: el 30 de agosto de 2018, en un furibundo discurso contra las políticas del gobierno nacional, Juan Monteverde, referente de Ciudad Futura, fue a fondo contra Roy: “Rata, con esos zapatos comen tres familias”, disparó. El bloque macrista se retiró del recinto en señal de solidaridad con uno de sus miembros. Eran otros tiempos.
Cerca de Angelini también rechazan de plano que el bloque de López Molina sea determinante para asegurar la gobernabilidad del Concejo. Recuerdan que Juntos por el Cambio, que no forma parte de ese entramado de poder, votó el presupuesto con los aumentos automáticos de la TGI que propuso el Ejecutivo, las contrataciones directas durante la pandemia y el nuevo directorio del Banco Municipal. “Nosotros no estamos tirando piedras, la realidad es que el acuerdo que tiene la mayoría está armado para su propio beneficio”.
Cuando se trata de analizar el futuro, en Juntos por el Cambio creen que el bloque de López Molina no podrá perdurar más allá de diciembre. “Les prometió candidaturas a todos y no lo va a poder cumplir”, advierten, y siembran dudas sobre los pasos políticos de su adversario. “Quizás en las elecciones del año que viene termine jugando con Javkin”, sentencian para marcar la cancha entre ellos, los que están adentro, y la gente del “pibe”, los que se fueron.
Más allá de las declamaciones, Juntos por el Cambio se propuso como objetivo trabajar políticamente y formar una nueva mayoría en el Concejo en diciembre. “Así no le sirve a nadie. Ni al Ejecutivo”, aseguran.
A las diferencias que existen a nivel provincial hay que sumarle, además, los posicionamientos con los referentes nacionales. Angelini y los suyos están cómodos bajo el liderazgo partidario de Patricia Bullrich. La apuesta en ese caso es al de una oposición dura, que se nutra de la grieta. Angelini fue uno de los que firmó el documento partidario impulsado por la ex ministra que le apuntó al gobierno nacional por la muerte de Fabián Gutiérrez, ex secretario privado de Cristina Fernández de Kirchner.
Los que están con Roy, en cambio, se sienten más representados por el ala dialoguista de Cambiemos, cuyos máximos exponentes son Horacio Rodríguez Larreta y Rogelio Frigerio. Creen que el camino es la búsqueda de consensos y, en esa línea, sugestivamente, señalan que el almuerzo que en marzo mantuvieron Frigerio y Emilio Monzó con el intendente Pablo Javkin es el modelo a seguir.
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Periodista. Cofundador y editor de Suma Política. Ex secretario de Redacción del diario La Capital. En Twitter: @rpetunchi
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