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Política

La vuelta de Bonfatti: “En cuatro años rompieron todo lo que se construyó en las gestiones del Frente Progresista”

“En política no se puede ignorar al otro”. Antonio Bonfatti usa la misma frase para todos los temas: la crisis interna del Partido Socialista, que lo lleva a ir dividido y no con una lista única a la elección de diputados provinciales; la situación nacional y, sobre todo, la actualidad de la provincia, donde repite que “en cuatro años rompieron todo lo construido durante las tres gestiones del Frente Progresista”, a las que reivindica completas, como doce años que fueron eslabones necesarios de una continuidad.

“Perotti abandonó las obras y los planes que soñamos con Hermes Binner y llevamos adelante con Miguel Lifschitz. Tenemos que cambiar esta realidad y volver a construirlos”, se entusiasma.

Niega que después de haber perdido en 2019 las elecciones con el actual gobernador se haya ido a su casa, y asegura que siguió militando, recorriendo pueblos de la provincia y recibiendo, como ahora en esta campaña, el reconocimiento de intendentes y presidentes comunales, además de legisladores de otros partidos a los que alguna vez en su gobierno les resolvió algún problema o dio una respuesta.

“Esto es un bálsamo”, contesta cuando le preguntan si hacer política en estos tiempos es complejo. Se lo nota entusiasmado y con ganas de subirse a un auto para recorrer cada día pueblos a los que ya visitó otras veces, ahora de nuevo con el traje de candidato. 

Admite que a los 72 años no pensaba volver a protagonizar una campaña electoral, que estaba más para transferir su experiencia y trayectoria a las nuevas generaciones que para encabezar una lista, pero lo alienta la visibilidad que sigue teniendo como ex gobernador. También reconoce que el fallecimiento de Miguel Lifschitz lo hizo repensar sus planes de retiro de los cargos y las bancas por ser la figura del PS más conocida y de mayor trayectoria.

En las elecciones del 16 de julio tiene un desafío doble: ganarles a las otras tres listas competitivas que se presentaron dentro del frente Unidos para Cambiar Santa Fe, al que alentó a construir pese a sus diferencias de otros tiempos. Una de ellas, la de Clara García, supone además disputar una interna adicional dentro del propio PS.

“El socialismo podría haberse impuesto con cierta comodidad en la categoría de diputados provinciales si se hubiera mantenido unido”, dijo, pero admite que se sorprendió como muchos en el partido con el enroque en las candidaturas de Mónica Fein y Clara García para gobernadora y diputada y su sorpresivo anuncio. 

De todos modos, cuando analiza la interna que se viene, se entusiasma porque “el territorio está representado en nuestra lista”, y cree que la tracción de jefes comunales, concejales e intendentes puede ser determinante.  

Bonfatti insiste en que hasta último momento alentó la posibilidad de un entendimiento que incluyera a los principales referentes en una misma boleta, pero que ante el hecho consumado de la división dos días antes del cierre tomó la decisión de armar su propia nómina y conseguir los avales para pelear una interna en el mismo partido que lo tuvo como presidente y le permitió ser gobernador. “Se necesita mucho diálogo, debate genuino dentro del partido”, explica con amargura.

Piensa que después de esta instancia interna “va a emerger una nueva realidad en el partido, con una representación más equilibrada. Hoy hay una representación institucional”, opina y repasa sus buenos vínculos con los intendentes de Santa Fe y Villa Gobernador Gálvez, a los que dice “jamás les haría una interna”. Una alusión que no es inocente, si se tiene en cuenta que el lifschismo impulsó la candidatura de Carlos Dolce en VGG.

Con la realidad política que le toca ahora, el ex gobernador igual cree que la jugada puede salir bien si la lista que encabeza consigue más votos que sus rivales partidarios, primero, y que las otras propuestas que encabezan los candidatos José Corral y Dionisio Scarpin. El 10 de setiembre todos ellos se integrarán en una sola lista que Bonfatti sueña con encabezar para tener la revancha frente a Omar Perotti, con quien se enfrentó en las elecciones de 2019. Y recuerda que en esos comicios jugó sin red, no estaba en ninguna otra lista. 

El socialismo renueva 14 bancas, las que consiguió la lista que encabezó Lifschitz después de la Gobernación. Y eso sí parece difícil de emular este año.


Recuperar el diálogo


Bonfatti podría ser definido como un hombre de Estado. Muestra una militancia de 51 años y una trayectoria que incluye los cargos más altos. Fue concejal e intendente de Las Parejas, secretario de Salud de la Municipalidad de Rosario, diputado provincial, jefe del bloque de su partido, ministro de Gobierno de Hermes Binner, gobernador, presidente de la Cámara de Diputados y presidente del Partido Socialista.

Sostiene que en la lista que encabeza ahora está representado el territorio, la trayectoria y la juventud, pero que la principal tarea de cualquier legislador no será al principio saber qué proyecto piensa presentar sino recuperar la capacidad de diálogo para sacar adelante a Santa Fe.

Habla de la necesidad de sellar dos acuerdos en la provincia: uno del Estado con todos los actores de la sociedad: educadores, sanitaristas, el sector productivo, el científico. Volver a las asambleas ciudadanas como método de construcción política institucional y a las juntas de seguridad, que se celebraron por primera vez bajo su gobierno.

Lamenta que en los últimos años se hayan borrado todas esas instancias de participación. “El actual gobernador se ha encerrado, no tiene contacto con la gente y prefirió la confrontación permanente, que no permite construir”, critica.

El otro acuerdo clave es político. Cree que si no se aprovechan los primeros tiempos para intentar consensos no se van a poder cambiar algunas cosas de fondo en la provincia, y la Legislatura seguirá como hasta ahora, donde dice que “importa más una media sanción para difundir en las redes que cambiar la realidad”. 

“No ha habido leyes de fondo en estos cuatro años, porque la falta de diálogo incluye al Senado. El año pasado perdieron estado parlamentario 180 medias sanciones. ¿Para qué sirve una aprobación incompleta?” Y sostiene que “no hay que pensar en debatir en la Cámara de Diputados sobre macroeconomía o el aborto, no porque esté mal hacerlo, sino porque son competencia del Congreso nacional. Hay que ocuparse de iniciativas reales y concretas que modifiquen la realidad de la gente”.

Le duele que en la actual gestión provincial se hayan perdido muchas de las iniciativas que se habían logrado durante los tres gobiernos progresistas. “Hay un retroceso sobre la planificación y un vacío de propuestas”, asegura.

Repasa: se abandonaron todas las políticas sobre energías renovables, y recuerda que fue durante su gobierno que se implementó el plan “Vuelvo a Estudiar”, que había logrado la vuelta al colegio de 18 mil jóvenes. En el plano educativo no deja pasar su rechazo al actual plan de trayectorias en el secundario que prácticamente impide que un alumno repita de año. “La escuela tiene que exigir, alentar y promover el esfuerzo e igualar las oportunidades. Hay que estimular el mérito con equidad”.

También critica que se hayan “abandonado las políticas de fondo para enfrentar la violencia narco, como el Plan Abre, que en Rosario demostró que lograba bajar los índices delictivos en la medida que llevaba a los barrios más carenciados servicios públicos y daba oportunidades y una articulación entre las escuelas, las vecinales y los clubes”.

Otros proyectos que menciona porque nacieron durante su gestión fueron las reformas al Código Procesal Penal y la sanción de la ley que permite vender los bienes secuestrados a los narcos.

Sobre las excusas que ofrecen a veces los gobiernos recuerda que cuando asumió debió afrontar una tremenda sequía y después una grave inundación. “Y pudimos responder”, compara.



El futuro del frente


Defiende la conformación del nuevo frente que el socialismo integra junto a radicales, el PRO y otros partidos y repite como un constructor de acuerdos que: “primero va el proyecto y después las herramientas; en política es el programa adelante y después la coalición”.

Ahora que se logró un armado con esa premisa, dice confiar y promete ser fiel custodio del programa de gobierno que está escrito y consensuado. Reivindica esa construcción como un esfuerzo extraordinario de síntesis por parte de distintas miradas políticas, que confía “van a fortalecer a la provincia”.

Asegura que “hay un compromiso de integración” de los partidos que pierdan en la interna la elección de gobernador. Recuerda que en su gobierno, los socios radicales tuvieron seis ministros y que es necesario contener a los otros partidos del frente porque todos tienen legisladores, intendentes y presidentes de comuna, y la composición del mapa político provincial va a ser heterogénea.

“Si el gobernador que gane no cumple con el proyecto, pasaremos a ser opositores, como hicimos con el Partido Socialista en el 2000 cuando nos fuimos de la Alianza tras la incorporación de Cavallo al gobierno”,  advierte sin eufemismos.

Pretende reflotar la idea que paseó por la provincia en 2019 para que se inviertan varios miles de millones de pesos en el primer año de gestión para el sector productivo. “Hay una cantidad de proyectos de jóvenes que necesitan un empuje para la primera máquina. El futuro pasa por el conocimiento, no por los planes sociales. Ahí hay que poner todos los fondos del Estado”.

Aclara que dentro del frente Unidos se propone “defender las ideas del PS, reivindicar su historia completa y no abandonar nuestros ideales, valores y prácticas políticas”.

Sobre los cuestionamientos ideológicos de compartir el mismo espacio con el PRO, no tiene dudas: “¿Qué hay más a la derecha de Perotti?”. 

Desde que oficializó su lista, Bonfatti visita hospitales, escuelas, bomberos, samcos, instituciones económicas, va de la Bolsa a las comunidades aborígenes. Habla con maestros, policías, trabajadores y comerciantes. Dice que se siente reconfortado por los recibimientos. Que los presidentes de comuna le piden que los pase a saludar. Se reúne con diputados y senadores departamentales de otros partidos, que valoran su gestión como gobernador. Ese es su fuerte.

Sobre la seguridad dice que nunca pensó en semejante espiral de violencia, ni que iba a tener que pasar por la experiencia de que le balearan la casa por meter presos a los jefes de las bandas narcos más pesadas de Rosario.

Se enorgullece de que durante los tres gobiernos del Frente Progresista se avanzaron varios eslabones en la cadena de gestión. “Ahora retrocedimos”, repite y confía en volver a avanzar. “Siempre el que está tiene que mirar por la gente, no por uno. Si a la gente le podés resolver más cosas que el que estuvo antes, diste un paso adelante. Hay que poder cambiar la realidad. Lo otro es sólo política testimonial”.


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