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Sociedad

Los Monos, ¿auge y decadencia?

La leyenda de Los Monos no continúa. O por lo menos está en suspenso. El clan organizado alrededor de integrantes de la familia Cantero soporta desde hace más de un año un asedio donde se combinan el encarcelamiento de los jóvenes referentes, el endurecimiento de las condiciones de detención que refuerza el aislamiento de la calle y erosiona el liderazgo en el ambiente y los ataques de otros grupos delictivos que pretenden tomar por asalto los negocios. La ofensiva amenaza con poner fin a las actividades de la banda por primera vez en su historia.

Los principales integrantes de la familia Cantero están presos desde hace tiempo. El año pasado recibieron condenas Ariel Máximo “el Viejo” Cantero, Patricia Celestina Contreras, Ariel “Guille” Cantero, Lorena Verdún, Uriel Luciano Cantero, Dylan Lautaro Cantero y Gastón Ezequiel Schneider (hijo de Claudio “Pájaro” Cantero). Todos se encuentran en distintas cárceles provinciales y federales, y todavía tienen procesos que les agregarán condenas, como uno por lavado de dinero a través de la compra de propiedades en Rosario y en Funes y otro por la explotación de la barra brava de Newell´s, ambos con “Guille” Cantero como principal acusado, o la asociación ilícita por la que está acusado Luciano Cantero, hijo de Claudio.

Entre 2024 y lo que va de 2025 también fueron condenados otros notorios integrantes de Los Monos como Cristian Avalle, Érica Bullón, Marcos Jeremías McCaddon y Nelson “Pandu” Aguirre, mientras Mariana y Macarena Cantero —hermanas de “Guille”— y Cristina Rita Contreras —hermana mayor de Patricia— están en prisión preventiva en distintas causas por narcomenudeo. Mariana Ortigala comparte el proceso por lavado de dinero en la Justicia Federal. El excomisario Juan José Raffo, vinculado desde hace más de una década con la familia Cantero, fue detenido a su vez en la Ciudad de Buenos Aires y hay expectativa por el contenido de los teléfonos que le incautaron. Solo en tres causas —las asociaciones ilícitas encabezadas por Luciano Cantero, Ariel “el Viejo” Cantero y Ariel “Guille” Cantero en la barra de Newell´s— hubo más de setenta personas imputadas, de las cuales un número no determinado acordó juicios abreviados.

Un investigador se muestra cauteloso al definir la situación de la banda que signó a la ciudad con su marca de violencia: “No resulta claro qué son hoy Los Monos. La cárcel y los procesos los afectan pero no están desarticulados. Algunos eventos de estos días sugieren que siguen en actividad”, dice. 

La historia reciente demuestra que la cárcel sea provincial o federal no es un problema para las bandas criminales sino que abre nuevas posibilidades o por lo menos no cierra las puertas para la continuidad en el delito. Luciano Cantero “opera desde su lugar de detención en Marcos Paz, las veinticuatro horas”, dijo la fiscal Marisol Fabbro cuando lo imputó por delitos cometidos entre 2021 y 2022. Brandon Paulo Aramburu ingresó así a la cárcel de Piñero por perpetrar una balacera, una vez detenido se vinculó telefónicamente con Luciano Cantero y organizó una red de venta de drogas dentro de la prisión que recién fue desmontada a mediados de 2024. Pero los referentes se encuentran en condiciones extremas de aislamiento, sin contacto físico con ninguna persona y con comunicaciones telefónicas restringidas y monitoreadas, y hay silencio en la línea.

Los Monos están en trance de perder el manejo de la barra brava de Newell´s y la injerencia en la de Central, en un caso por la investigación en curso donde entre otros fueron imputados “Guille” Cantero —infaltable—, Leandro Vinardi y Alejandro Ficcadenti, y en el otro por el ascenso de Los Menores como culminación de los crímenes no esclarecidos de Samuel Medina —yerno de “Guille”— y de Andrés “Pillín” Bracamonte. La investigación sobre la barra de Newell’s sumará un nuevo capítulo a partir del 3 de junio, fecha fijada para el inicio del juicio por el asesinato de Nelson “Chivo” Saravia. En torno a este episodio donde también está acusado Ficcadenti hay una densa trama en la que convergen narcos, barras y policías en actividad y retirados, entre ellos el ex comisario Raffo, sospechado de ofrecer servicios por sus contactos con la Unidad Regional II y con la Agencia Federal de Inteligencia.

Luciano Román Gallardo, “cara visible de la barra brava en las tribunas” según el fiscal Franco Carbone, era el enlace de Los Monos con las autoridades de Newell’s, “tanto en forma directa con el presidente (Ignacio Astore) como a través del jefe de seguridad”. Los dirigentes preferían esta facción como interlocutora antes que la de Ficcadenti, quien entre otros arrebatos de violencia hizo méritos para imponerse con una balacera contra la casa de la ex vocal Fernanda Corte y un pago millonario que obtuvo de Astore.



“Los Monos no están circunscriptos a una línea, a una persona, ni siquiera a una sola familia —explica el investigador—. Hay internas, referentes en pie de igualdad y distintas facciones, una diversidad de variantes que resulta difícil de encasillar”. En ese tablero, “hay por lo menos un grupo que sigue siendo cercano a Guille, otro más vinculado con Verdún y Luciano Cantero y un tercero que está relacionado con la barra de Newell´s, sin contar a los disidentes que rompieron en noviembre de 2022 y que también tienen sus ramificaciones y divisiones”.

“Guille” Cantero, Carlos Damián Escobar y Jonatan Brezik —hermano de crianza del referente de Los Monos— hicieron huelgas de hambre para denunciar el agravamiento irregular de sus condiciones de detención en Marcos Paz y Ezeiza. Los recursos y los hábeas corpus presentados por “Guille” se volvieron un boomerang, ya que el Ministerio de Seguridad de la Nación los aprovechó para anunciar que prohibiría el traslado de presos por cambio de género y para imponerle sanciones. “Guille” dio muestras de alteraciones por el encierro y la soledad en que se encuentra desde hace más de dos años, y pidió asistencia psicológica.

El fiscal Carbone adjudicó a “Guille” la jefatura de la asociación ilícita en la barra de Newell’s y haber armado una especie de licitación entre Vinardi y Ficcadenti por la explotación de los negocios vinculados: dinero de la dirigencia ante cada partido disputado de local, reventa de entradas, organización de eventos, cobro por estacionamiento en alrededores del estadio y comisión por venta de comidas y bebidas en los carritos del Parque Independencia. Ambas facciones parecieron hacer la paz por la intervención de Cantero —a través de un primo, convertido en su mensajero— pero el enfrentamiento recrudeció a fines de marzo con el asesinato a balazos de Ariel Gustavo Bovio, de 48 años, en España al 3200. En el lugar había 33 entradas para el partido del día siguiente entre Newell’s y Boca. No es la única muerte donde se proyectan la sombra de Los Monos y sus intereses.


Fuego a discreción


“Los Monos tuvieron varias composiciones a lo largo del tiempo –resume el investigador-. Una es la que llega al primer juicio después de la venganza por la muerte de Claudio Cantero y es la grupo que conformaron el Guille, Ramón Machuca, Leandro Vilches, el Viejo Cantero y Celestina Contreras. Ese grupo quedó desarticulado con el primer juicio y con la causa Los Patrones, y a partir de entonces comienza una segunda etapa, más violenta que la anterior, cuando empiezan a diversificar sus delitos”.

Los Monos barajaron y dieron de nuevo. “Las figuras más visibles fueron entonces Pablo Nicolás Camino, Carlos Escobar, Leandro Vinardi, el mismo Vilches, cada uno en una zona de la ciudad –agrega el investigador-. Eso funcionó bajo el mando de Guille y hacia 2021-2022 empiezan a caer las segundas líneas. Cantero necesitaba gente que manejara la plata y que manejara la calle, con lo que empieza a tener dificultades, y a fines de 2022 se produce la primera gran pelea alrededor del manejo de la barra de Newell´s y del homicidio de Lorenzo Altamirano, cuando Camino, Vilches y  Eri Masini se abren de la banda. Ese grupo hoy está con Los Menores”.

Para el investigador, Los Menores expresan un fenómeno diferente de Los Monos: “Los Menores son la fuerza de choque de un grupo más grande que tiene vínculos con policías y que está liderado por Lisandro Contreras, hoy detenido, y por Matías Gazzani, prófugo. La facción que se escindió de Los Monos a fines de 2022 está dentro de ese grupo. Estamos frente a una reconfiguración”.

El 1° de abril un joven de 19 años llamado Alan y otro menor de edad ingresaron a una barbería de Khantuta al 1500 y ejecutaron a balazos a Iván Jagich, quien se atendía en el lugar. Los sicarios fueron detenidos y la investigación sigue en curso pero en medio de la oscuridad de los motivos y de la trama previa emerge la presencia de Los Monos de un lado y del otro: la víctima manejaba un auto cuyo titular es familiar de un ex integrante de la banda asesinado en marzo de 2024 y el menor involucrado en el homicidio pertenece a una de las familias fundadoras.

El 6 de abril unos desconocidos exigieron por teléfono veinte millones de pesos a una mujer diciéndole que podía terminar como Ariel Bovio. La mujer es madre de Antonio Mauro —con captura recomendada justamente por el crimen de Bovio— y de Oscar Rubén “Torrasa” Mauro, en prisión por la causa de la asociación ilícita en la barra de Newell’s. Las comunicaciones llevaron a una casa de Moreno al 6400, donde fue detenida una pareja de jóvenes, y se investiga si se trató de oportunistas o de una remezón de la disputa en la barra brava.

La imputación contra Cristina Rita Contreras como miembro de una asociación ilícita y coautora de comercialización de estupefacientes es un golpe simbólico antes que material contra Los Monos. La tía de “Guille” aparece involucrada en una escala menor del narcomenudeo pero en el trasfondo surgen crímenes que delatan una disputa en el barrio Godoy y además remite a un antecedente histórico: fue la esposa de Juan Carlos Fernández, el fundador de Los Monos, sucedido a su muerte en 2003 por Ariel “el Viejo” Cantero.

Contreras, de 65 años, y su hijo Miguel Ángel Fernández, de 49, están acusados de vender drogas en puestos fijos ubicados en Uriarte al 7800 y en la esquina de Uriarte y Campodónico. Ambos están a pasos de la comisaría 32ª, un escenario de balaceras y atentados no esclarecidos durante el año pasado, cuando manos anónimas incendiaron autos estacionados frente a la dependencia. Misterios que quedan en el barrio.

La mujer presenció el 10 de marzo el asesinato a balazos de otro de sus hijos, Gustavo Esteban Fernández, en la puerta de su casa. El crimen llevó al domicilio de una banda rival —tenían 135 gramos de cocaína, fraccionados en bolsitas— y a la detención de un menor de 16 años, hijo de Claudio “Morocho” Mansilla, condenado por narcotráfico, homicidio y evasión de la cárcel de Piñero.

Otra muerte violenta enluta a la familia: Mario Alberto Fernández, de 42 años, fue asesinado de ocho balazos por la espalda el 22 de enero. Más conocido como Mario Pino por su apellido materno, había tenido una participación central en los orígenes de Los Monos, como hijo del fundador Juan Carlos Fernández y parte decisiva en el enfrentamiento que consagró el dominio de la banda en la zona sur de Rosario. Su historia de vida acompañó el desarrollo de Los Monos, y su muerte podría simbolizar una pérdida más amplia para la banda, en una coyuntura de resignación de territorios y de negocios.


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