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Política

María Angélica Gastaldi y una renuncia a la Corte Suprema cargada de señales

“Impecable”. Así se comentaba en los círculos políticos y judiciales el anuncio de María Angélica Gastaldi de dejar su lugar de ministra en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe dentro de siete meses.

El retiro de la rosarina dejó varios mensajes en clave. El primero es que rompió el bloque de cuatro que eran señalados en posición de retirarse. Si había una disputa posible con el gobierno por ese argumento, la decisión de Gastaldi quebró esa unidad de pensamiento. Ahora sólo resta pensar en cómo sigue la lista de salidas.

Se fue cuándo y cómo quiso. Hasta dio el presente en la reunión del domingo a la mañana con el gobernador y esperó que se publicaran en el Boletín Oficial los cambios en el régimen jubilatorio.

Uno de sus mayores anhelos era que no se interpretara que estaba especulando con sacar alguna ventaja del viejo sistema. A pesar de que tenía iniciado el trámite jubilatorio desde 2020, esperó a que se sancionara el cambio de normas y puso fecha de retiro allá lejos, para evitar algún tipo de suspicacias. 

Dos condiciones se había autoimpuesto: que bajaran los decibeles de la disputa entre el Ejecutivo y la Justicia, y que quedara claro que no buscaba beneficiarse de ninguna ley, un asunto que alcanza al resto de los ministros que siguen en la Corte y que todos consideran es un reconocimiento importante que deben dar de cara a la sociedad. 

Gastaldi se retirará 24 años después, por la misma puerta grande por la que entró. Casualmente se irá meses después de Mario Netri: los únicos dos que hasta ahora anunciaron su salida habían llegado juntos en 2001 tras un acuerdo entre Carlos Reutemann y Horacio Usandizaga.

Gastaldi había aceptado la idea original de que los cortesanos debían irse de a uno, muy distinto al esquema del que se llegó a hablar de que se vayan todos juntos y por decreto.

Pretendía que se reestableciera antes el respeto a la institucionalidad de ese otro poder que es el Judicial y que bajaran las rispideces públicas. Lo venía pensando desde hace cuatro meses, cuando incluso se lo hizo saber a los interlocutores del gobierno que la visitaron.

“No estoy atornillada al sillón”, dijo quien tras su anuncio recibió en las redes sociales el reconocimiento de la comunidad jurídica y académica por su formación y desempeño.

Cuando se hizo la protesta de jueces en Rosario fue la única que tuvo un gesto de adhesión. Se paseó por el tercer piso con la excusa de que estaba en su despacho trabajando, algo que es cierto. Fue sutil y solidario el guiño.

Pero ese respaldo no le restó en las consideraciones que le prodiga el gobierno, que la califica de apegada al derecho y a las leyes y que consideró el anuncio de su retiro como una actitud propia de una persona digna que respeta la Constitución.

Gastaldi también usó el efecto sorpresa. No le había dicho a nadie cuándo iba a tomar la decisión. Incluso el día que lo hizo salió de Rosario rumbo a Santa Fe sin tener totalmente claro si concretaría o no su renuncia.

Salió a las ocho de la mañana para participar de la acordada semanal en la sede santafesina de la Corte y cuando llegó redactó la renuncia. “Porque ya no estamos en pandemia y prefiero los encuentros presenciales”, sostenía. 

Participó de la reunión de trabajo habitual y recién comentó su decisión después de las 14. Primero habló con el presidente de la Corte, Rafael Gutiérrez, y después con el resto de sus colegas. Casualidad o no, estuvo ausente el otro integrante de la Corte que no está incluido entre quienes no exceden el límite de edad, Daniel Erbetta.

Gastaldi no atendió a los medios, ni siquiera para confirmar la novedad cuando empezó a trascender la noticia, algo que ocurrió casi de inmediato. Le envió una nota al gobernador explicando sus razones personales y pidió que no se difundiera el mismo día. Coincidencia: el anuncio lo hizo en la misma fecha en que muchos años antes era consagrada diputada provincial.

Con la elección de la fecha se evita una discusión que hubiera tenido lugar si las formas de renuncia hubieran sido otras. Puso el límite en abril, con lo que se dará un último gusto, el de presidir por tercera vez la Corte antes de su retiro.

Para las lecturas políticas quedará que quien se va es la primera y única mujer que hasta ahora integró la Corte santafesina. También se va una integrante del máximo tribunal que no es la que supera por más años los 75.

El día elegido para su retiro no sólo le permitirá por tres meses conducir la Corte en 2025 (la elección de la presidencia se hace en noviembre). También se guardó en esa elección un detalle que no tiene que ver sólo con que es un aniversario sensible para todos los argentinos, el miércoles 2 de abril, sino que también guarda un significado más personal para Gastaldi, que tiene que ver con una fecha inolvidable y valorada de su intimidad familiar. 


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