La primera vez que Lucía pidió un auto a través de la aplicación She Taxi fue para volver a su casa desde lo de un amigo. Se había hecho tarde y el recorrido de unas pocas cuadras fue la excusa perfecta para probar la app. Cuando llegó se dio cuenta de la leve diferencia del viaje: asegura que estaba “relajada”. “Viajé sin estar pendiente del recorrido, por si desvía el viaje o no, viajé sin miedo a darle charla y que se empiece a desubicar, sin miedo a que me cuente una historia bien turbia y fuera de lugar”, dice. Y se justifica, por las dudas: “No me inventé ninguna de esas sensaciones. Me pasa cada vez que me subo a un taxi manejado por un varón porque todas esas cosas me pasaron”.
Los relatos como el de Lucía se multiplicaron al infinito en las últimas semanas. Primero, como consecuencia de una manifestación de las conductoras que utilizan la aplicación, donde se denunciaban represalias contra la modalidad de trabajo y ponían en duda la continuidad de la herramienta. Frente a eso, las usuarias dijeron no a la baja de She Taxi a través de las redes sociales y contaron sus experiencias con taxistas varones, la mayoría, relatos de inseguridad, miedo y situaciones incómodas. A la movida —que no contaba con la repercusión que tuvo— se le sumó la viralización del video de una joven que denunció a un taxista por un supuesto intento de secuestro. Si bien el tema ya quedó desestimado por la Justicia, el escrache, sin embargo, no pasó inadvertido y reavivó el apoyo de miles de usuarias a esta app.

Llegar bien, siempre
She Taxi nació en enero de 2017, empujada por la marea feminista que venía creciendo e incomodando todo: los lugares de trabajo, las relaciones afectivas, los deportes, la política. Los taxis no fueron la excepción y María Eva Juncos pudo ofrecer, en el momento exacto, la alternativa feminista a la incertidumbre de las pibas cada vez que se subían al servicio público. La taxista rosarina, de 45 años, se juntó con un abogado y un ingeniero en sistemas y creó una aplicación gratuita que ofrecía la posibilidad de pedir un taxi con una conductora mujer. La idea fue un éxito.
La app se divulgó de boca en boca, se descargó en miles de celulares siendo casi un rumor y pese al crecimiento, las taxistas que utilizan la aplicación nunca pudieron cubrir la demanda. En noviembre de 2020 contaba con 150 mil usuarias y 400 conductoras inscriptas. Según estima Juncos, son unas 80 las conductoras que están en la calle por turno. En el último mes, tuvieron 68.792 solicitudes de viajes y 12.577 quedaron como “no tomadas”. Nunca dieron abasto.
De 2017 hasta ahora, la aplicación sufrió diversos cambios. Nuevos mapeos y herramientas como la de objetos perdidos, reclamos y hasta la posibilidad de compartir viajes, entre otras. Lo que no se modificó fue el primer espíritu. She Taxi oficia de lazo entre pasajeros, pasajeras y conductoras que ya tienen su chapa para circular. Cada taxista puede elegir cuándo trabajar con la app y cuándo no, sólo tiene que iniciarla. Y usarla no significa ningún gasto extra ni modificación en la tarifa del viaje para las partes involucradas.
Las personas eligen She Taxi a cualquier hora, desde todos los rincones de la ciudad. La usan para volver del boliche, un bar o para ir al trabajo. Al momento, es la alternativa más usada a ese mensaje que todas mandaron alguna vez: “Llegué bien”. María Eva Juncos explica que no sólo reciben pedidos de viaje de mujeres, sino también de madres para que viajen sus hijos e hijas adolescentes e incluso de varones. La taxista sabe y asegura que una mujer al volante no tiene por qué ser garantía de que no haya problemas o situaciones incómodas. Pero también afirma que da más tranquilidad y confianza.

Aplicaciones en la calle
She Taxi no sólo llegó de la mano de la oleada feminista. También fue parte de la proliferación de aplicaciones de todo y para todo, y la puesta en jaque de qué significaba la presencia de esas herramientas digitales sin regulación por parte de ningún nivel del Estado. Los taxistas de Rosario, de Argentina y del mundo se manifestaron contra Uber, la app que competía en la calle y en el mercado, y que en la ciudad no logró desembarcar. Sí funcionaron aplicaciones como EasyTaxi, la primera en Rosario, Cabify y, claro, She Taxi. A partir de un proyecto del concejal Eduardo Toniolli, presentado y aprobado en 2017, la Municipalidad de Rosario tiene su propia aplicación, Movi Taxi, que además de brindar un sistema de cuidados y monitoreos garantizados por el Estado, tiene la opción de elegir una conductora para tranquilidad de las pasajeras.
“Nosotros estamos en contra de todas las aplicaciones que no cumplan con la ordenanza actual para despachos de taxi, y a la vez estamos dando todas las posibilidades de viajar seguras y tranquilas a través de Movi Taxi, que es la única opción legal”, explicó José Iantosca, de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxi de Rosario. Y sostuvo que desde la Cámara “no están en contra de She Taxi”, sino que únicamente le exigen adecuarse a la ordenanza, lo que implicaría que cuenten con un lugar físico habilitado, que funcionen las 24 horas, todos los días del año, que los autos cuenten con micrófono ambiental para comunicarse, que estén anotados en la empresa, entre otras cosas.
Iantosca aseguró que las diferencias con la aplicación y sus usuarias no son “un problema de género”, y que no hay agresiones entre conductores. A principios de noviembre de este año, sin embargo, las conductoras que utilizan She Taxi se manifestaron contra los ataques que reciben de taxistas y mostraron su hartazgo ante los cuestionamientos que la app recibe permanentemente. Fue esa movida la que despertó una oleada de acompañamiento de usuarias a la plena vigencia de She Taxi.
“Desde el vamos hay un descontento por un sector duro de la Cámara de Titulares y en el último tiempo se recrudeció bastante”, le dijo María Eva Juncos a Suma Política. “Las conductoras sintieron la necesidad de visibilizar eso y lo hicieron, y esa manifestación se hizo masiva, fue exitosa, fue multitudinaria. A partir de ahí, el sector que está con la idea de que She Taxi desaparezca desplegó sus estrategias y eso hizo que los episodios de violencia en la calle sean cada vez más”. Para Juncos, el ensañamiento con la aplicación que creó tiene que ver con que “es gratis, funciona a la perfección y resuelve una problemática que el Estado no pudo resolver”. A la vez, celebró la creación de Movi Taxi y aseguró que en Rosario “pueden convivir las dos aplicaciones y todas las que quieran venir”.
En el mundo también
She Taxi funciona también en las ciudades de Santa Fe y Córdoba. En Capital Federal su llegada fue judicializada y todavía espera la resolución para ponerse en marcha. La idea de un servicio de transporte que garantice una conductora mujer para que las usuarias se sientan más seguras, en un escenario mundial donde la violencia de género recrudece tanto como se visibiliza e intenta erradicar, no es exclusivo de Rosario ni de She Taxi.
En septiembre de este año Uber lanzó Uber Ellas que, al contrario de las experiencias locales, les permite a las conductoras mujeres elegir qué viajes aceptar. También existe Sara Ladies and Teens, una aplicación similar a She Taxi que funciona en algunos barrios porteños y buscaba expandirse a países como Colombia, Guatemala y Estados Unidos.

