Los 290 milímetros llovidos en solo 12 horas en Bahía Blanca trajeron consigo no sólo una ola de solidaridad de todas partes del país sino también una gran cantidad de interrogantes que tienen que ver con el futuro de las urbanizaciones en Argentina. Los fenómenos climático-ambientales son cada vez más frecuentes y los núcleos urbanos no están enteramente preparados para enfrentarlos, y el Gran Rosario no es la excepción.
El último informe de crecimiento de la “mancha urbana” de las principales urbes argentinas publicado por la fundación Tejido Urbano indica que el departamento Rosario creció 3,6 kilómetros cuadrados en apenas un año (ubicándose cuarto en el ranking nacional de las metrópolis que más se expandieron en el territorio), mientras que su población incrementó apenas 18,9 % entre 1980 y 2022, según las estadísticas y censos del gobierno de la provincia de Santa Fe.
Este moderado crecimiento se explica cuando se compara la ampliación territorial de la ciudad con la dispersión de la población hacia el área metropolitana. Las localidades que presentaron un mayor aumento en cantidad de habitantes entre 1980 y 2010 fueron Funes (237,9 %), Granadero Baigorria (137,4 %), Roldán (81 %), Puerto General San Martín (80,9 %) y Fray Luis Beltrán (69,1 %).
Esta ampliación urbana lleva a la pregunta de cómo se planificó esa conquista del territorio rural para su urbanización: ¿Se pensó? ¿Con qué criterios se ocupó la superficie de la pampa húmeda rosarina? Estos interrogantes son también compartidos por diferentes expertos en diversas disciplinas como el urbanismo, la ingeniería, el ambientalismo, la ecología y el derecho. La ausencia de respuestas profundas y pensadas sobre estos aspectos a la hora de proyectar el crecimiento del área metropolitana de Rosario y sus diferentes localidades abre paso a otro interrogante mucho más preocupante: ¿qué tan expuesto está el Gran Rosario a una catástrofe ambiental como la padecida a comienzos de marzo en Bahía Blanca?

Lotear, ¿pero a qué costo?
“Si bien fueron muchos milímetros en muy poco tiempo, lo que pasó en Bahía Blanca tiene que ver con fenómenos sobre los que se había alertado por especialistas que los vienen estudiando hace tiempo. Años de obras que estaban definidas que había que hacer, situaciones que efectivamente podían pasar y que la falta de previsión e inversión hicieron que un fenómeno de estas características, que tiene que ver con el maltrato al ambiente, tenga estas consecuencias”, analizó el presidente del Colegio de Arquitectos de Rosario, Rubén Palumbo en diálogo con Suma Política.
Palumbo recuerda las inundaciones de 1986 en el barrio Empalme Graneros, que se desarrolló en la cuenca natural del arroyo Ludueña: “Las macanas no vienen de ahora, sino que vienen de hace varios años. Gracias a la fuerza que hicieron los vecinos se terminó construyendo el retardador que es la represa que evita que toda esa zona se inunde. Estas cosas pueden pasar pero pasan cuando hay negligencia en cómo se actúa”, sostuvo, y apuntó sus críticas hacia las nuevas urbanizaciones que aparecieron en las últimas dos décadas: “Todo lo que se ha urbanizado se ha hecho sobre territorio inundable. Cuando vos trabajas el territorio sin pensarlo de manera integral, dejas la puerta abierta a un sinnúmero de problemas”.
El problema en el escenario descrito por Palumbo —especialista en planificación urbana y magíster en gestión de políticas públicas— es la relación directa de las intendencias y los líderes comunales con los desarrolladores inmobiliarios, constantemente nombrados en el Concejo Municipal de Rosario ante sus solicitudes de exenciones y autorizaciones extraordinarias para construir por fuera de las líneas que impone el código urbano de edificación de la ciudad.
El arquitecto ve en la escaramuza por la reforma constitucional en la que todo el campo político de Santa Fe está embarcado una oportunidad para poner esta cuestión sobre la mesa: “El tema de la autonomía municipal es un mantra que se viene repitiendo hace muchos años, pero esta autonomía tiene que estar circunscripta a la planificación de territorio. Si cada localidad hace lo que quiere, el problema va a ser infinitamente superior. Por eso desde el Colegio de Arquitectos, en compañía de diferentes universidades y casas de estudio, estamos impulsando que la planificación territorial tenga rango constitucional” en la nueva carta magna de la provincia. Desde la presidencia del Concejo rosarino, Palumbo recibió una contestación que no denota acompañamiento a su propuesta: “Usted tiene un pensamiento que atrasa”, le dijeron.
Por otro lado, el urbanista argumentó que la situación normativa no sólo ha quedado obsoleta sino que además se ha hecho poco por controlar la situación de los desarrolladores que han impulsado el loteo de enorme parte del territorio del departamento Rosario que hasta hace 20 años eran pastizales.
“En muchas localidades del conurbano, si tienen un programa urbano, no lo respetan. Roldan duplicó su población y no tiene la capacidad de gestionarla ni los medios para hacerlo”, acusó Palumbo, y enfatizó que “todas esas hectáreas que eran campo, todo lo que es Tierra de Sueños 2 y 3 eran áreas rurales que se urbanizaron. Toda el agua que escurría naturalmente en estas zonas hay que llevarla a algún lado. Cuando se producen estas implantaciones, el agua va para algún lado”.
El problema toma un cariz mucho más complejo y profundo en la medida que la expansión de la ocupación territorial crece sin una política ni un reglamento claros. Ni hablar si los mismos no se respetan. Las localidades se expanden, reciben cada año más y más familias que deciden huir tanto de la inseguridad como del bullicio citadino, y no tienen un entramado de instalaciones sanitarias, conectividad o transporte, tendido eléctrico, apertura de calles, servicios médicos o educativos proporcionales al crecimiento de su población.
“Hay una mancomunión de problemas que muy pocas veces los desarrolladores prevén. Se lotea y después termina siendo el Estado el que se tiene que hacer cargo de la infraestructura y la población que se establece termina estando completamente carente de las condiciones que se necesitan para vivir dignamente”, sentenció Palumbo.
Desde la visión del titular del Colegio de Arquitectos y Urbanistas de Rosario, si la planificación territorial se deja de lado a la hora de plantear la autonomía de los municipios en la discusión constituyente, “lo que viene detrás de la autonomía va a estar lleno de problemas complicados, sobre todo para las sociedades que viven en las diferentes localidades. Es un punto crucial y es una lástima que tengan que aparecer estas cuestiones, como lo que pasó en Bahía Blanca para discutir estos temas. No puedo decir hasta cuándo está preparada la instalación de Rosario para aguantar una cosa así”.
La-Urbanizacion-Vacia
Ciudadanía Ambiental
El informe “La Urbanización Vacía”, elaborado en 2022 por el Ente de Coordinación Metropolitana (Ecom), explica la explosiva expansión del entramado urbano de los últimos 40 años por varias razones: la escasez y alto valor del suelo urbano, la demanda de viviendas con jardín o patio, la seguridad y la búsqueda de un contacto con la naturaleza (sobre todo después de la pandemia), la accesibilidad de créditos para construir una vivienda en caso de tener un terreno adecuado, entre otras cuestiones.
“La problemática del crecimiento urbano es vista parcialmente respecto a cuestiones como el uso de suelo y del ambiente, en general aparece como un tema secundario, casi nunca enfocado integralmente y relacionado a una estrategia en el tiempo, donde se intentan resolver necesidades y demandas puntuales”, señala el relevamiento, y concluye en que “se evidencia un proceso de creciente anarquía espacial, que es preciso acotar, mitigar y reorganizar con la participación pública y privada”.
Esto deriva en la “falta de acceso a la tierra y a la vivienda de los sectores de menores recursos” y en un deterioro cada vez mayor de los “activos ambientales”, y enumera: “pérdida de biodiversidad, impermeabilización del suelo, contaminación de napas freáticas, ocupación de cuencas y compromiso hídrico, generación de islas de calor y aumento de la huella de carbono, degradación del paisaje…”.
En una publicación realizada en su perfil personal de la red social X, el ambientalista, divulgador e investigador César Massi llamó a “ejercer ciudadanía y reclamar políticas activas de adaptación al cambio climático” en las ciudades de Argentina, tras la tragedia ocurrida en Bahía Blanca. “No podemos limitarnos a lamentar catástrofes y después volver a una normal ignorando lo ambiental hasta la próxima —advirtió—. Ese ciclo es cada vez más corto. Y cuesta vidas!”. Hasta el cierre de esta edición, fueron confirmados 16 bahienses fallecidos producto del temporal y sus consecuencias.
“Las ciudades se calientan y son cada vez más vulnerables a eventos meteorológicos extremos”, sostuvo Massi en su publicación, y sumó que los argentinos “necesitamos reclamar desde lo más chico a lo más grande. Desde mejorar el drenaje urbano hasta la gestión de las cuencas que terminan en las ciudades”.
Suma Política consultó al especialista sobre su visión de la sostenibilidad ambiental de los biomas del conurbano rosarino y de la ciudad de Rosario: “Fue un evento extremo, en ese caso las respuestas son otras. Al margen de que tengas una tormenta, el cambio climático es una cuestión contra la que podés prepararte. En el día a día está lejos de la preocupación de la gente, pero nos va a pasar como el cuento de la rana en la olla con el agua que hierve”.
El ambientalista explicó que “no va a pasar como en Bahía Blanca que llueva y entren dos metros de agua dentro de las casas, porque Rosario tiene una pendiente muy importante hacia el río (Paraná)”, no obstante aclaró que “lo que sí puede llegar a pasar es que se inunden las cuencas de los arroyos Ludueña y Saladillo”.
Esto se debe a que “la urbanización indiscriminada le quita posibilidad de respuesta al sistema. Otro ejemplo es la cuenca del Saladillo. Cada barrio privado que se construya sobre la A012 se va a terminar construyendo como si fuera un desagüe del arroyo. Es una cuenca que se suele desbordar. Lo mismo la problemática de la cascada en zona sur contra Villa Gobernador Gálvez. Las poblaciones linderas no sólo son las más expuestas, son las primeras que se van a inundar si no se hace algo para aliviar ese curso de agua”.
Una de las banderas de batalla que Massi sostiene desde hace años tiene que ver con el cuidado integral del arbolado urbano en las localidades, y fue muy crítico de la decisión municipal de colocar toldos de mediasombra en la peatonal Córdoba —promocionadas como islas de sombra—: “Lo que me preocupa más, teniendo en cuenta lo que se viene, es que estamos intentando solucionar quilombos muy difíciles y de difícil discusión con soluciones fáciles y que le quitan credibilidad a remedios de cuidado ambiental en medio de un contexto donde hay corrientes de pensamiento que intentan retroceder en estos aspectos en todo el mundo”, reflexionó Massi.
“Los árboles bajan la temperatura de las veredas entre 8 y 6 grados. Al margen de esto, son malos mensajes que la administración da. Si les decís que regular la temperatura de la calle es tan fácil como poner una media sombra, va a llegar un momento en el que te van a decir que saques los árboles”, lamentó el comunicador.
Además, aseveró que la Municipalidad debería ir hacia una política de mantenimiento del arbolado público “para que la gente deje de tener miedo de tener un árbol frente a su casa. Hay que planificar un arbolado que se banque las temperaturas altas que se vienen en los próximos años y que no se enferme. A esos árboles hay que buscarlos y hay que probarlos, porque no da lo mismo un árbol exótico que no se va a bancar una ciudad de hormigón con temperaturas de hasta 40 o 45 grados. Y si encima aplicás esta solución de la mediasombra, estás dando lugar a un mensaje que es muy sencillo pero que es muy confuso”.
Asimismo, “la Municipalidad de Rosario no está invirtiendo lo que debería en la resiliencia y mantenimiento del verde urbano. Los funcionarios no le dan bola básicamente porque hoy los desarrolladores inmobiliarios son los que gobiernan las ciudades, pero es justamente el mayor problema que tenemos en esa materia”, acusó.
El ambientalista sostuvo que el trabajo con el arbolado tiene que ser integral, teniendo en cuenta las especies a plantar, el tipo de poda y escamonda que se realiza, para que las ramas no crezcan endebles y caigan con la primera tormenta: “Cualquier viento fuerte en Rosario hoy termina con árboles caídos, porque no tienen raíces. Las cortan con las instalaciones eléctricas y de caños. Es muy alto el punto de partida desde el cual Rosario tiene que salir para poder diseñar buenos espacios verdes, cuidar y mantener el arbolado. Y sobre todo tiene que trabajar en las respuestas a las emergencias”, evaluó.
En 2015, el intendente Alberto Ricci ganó las elecciones en Villa Gobernador Gálvez y en una reunión Massi le señaló el peligro de las aperturas de los barrios cerrados nuevos que de a poco llevarían a que se sequen las vertientes de aguas linderas, donde siempre fue zona ganadera y de pastizal, generando una presión desde la cuenca del Saladillo : “En 10 o 15 años van a tener un problema. Pero por ahora, como no ocurrió nada, no le da pelota nadie”.
Massi sostiene que la conurbanización de Rosario “es imparable” y “se da en todas partes sin planificación. Se da por realizadores inmobiliarios, que no consultan o prevén el futuro de la expansión. Si vos haces una presa para parar la cuenca del Saladillo, todavía te quedan 20 kilómetros de cuenca ¿Cómo haces para parar esa agua? Nadie pone reparos a los desarrollos inmobiliarios y hay que ver cómo va a quedar eso”.
El otro gran problema de los barrios más alejados del centro de la ciudad son los barrios populares que están al borde del arroyo Ludueña: “Tarde o temprano, el arroyo se va a desbordar. Hay un solo lado donde puede desaguar el arroyo. Es ahí, frente al Bosque de los Constituyentes”, donde Massi denunció el pasado 20 de marzo que se pretende utilizar tres sectores del pulmón verde para la hacer una “propuesta de golf social y abierto” (así la denominó el concejal oficialista Fabrizio Fiatti).
Massi señaló a este medio que “desde el 2018, después (de la construcción) del Aliviador 3, empezaron a urbanizar toda la cuenca. Si los reservorios de agua están llenos en los barrios privados, lo que se conoce como las lagunas en el interior de estos complejos, no hay espacio para que escurra el agua de las precipitaciones y desbordes. Rosario en algún momento se va a inundar, porque toda esa agua no va a quedarse en el Ludueña”, sentenció.
Nunca dejan de sorprenderme, eh.
— Cesar Massi (@CesarMassi) March 20, 2025
De verdad van a entregar 3 sectores del Bosque de los Constituyentes para hacer una CANCHA DE GOLF "pública"? Los concejales de Rosario van a aprobar eso?
Que sigue? Canchas de fútbol? Un estadio de tenis?
Si el plan de manejo arranca así…
