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Política

Una reunión de Unidos con “exceso de azúcares”, más allá del postre helado

El complejo conglomerado del oficialismo santafesino, con todas sus partes presentes, se reunió este miércoles en un encuentro que fue calificado por sus protagonistas como un plenario. La reunión fue encabezada por el gobernador Maximiliano Pullaro, la vicegobernadora Gisela Scaglia y la presidenta de la Cámara de Diputados, Clara García. Unos 60 dirigentes según la foto que difundió un parte de prensa de la coalición de gobierno estuvieron en la reunión, que incluyó luego de los discursos un asado. Hablaron el gobernador y la vice, el anfitrión Felipe Michlig como titular de la UCR, Joaquín Blanco por el PS y Gabriel Real por el PDP.

A la hora de hacer cuentas, no hubo partidos ausentes, y tampoco sus fracciones internas. Asistieron incluso más integrantes de la alianza que en la reunión previa, de fines de julio, cuando también se tomó una foto de grupo, en el patio de la sede del Partido Demócrata Progresista en Rosario. Ahora fueron como mínimo, 20 dirigentes más.

En la sede del Comité Provincial de la Unión Cívica Radical de avenida Rivadavia se plasmó en símbolos lo que mostró la dura prueba a que fue sometido Unidos para Cambiar Santa Fe: aprobar una ley que se considera necesaria, dentro del Estado, aunque no sea simpática o resulte directamente impopular. El oficialismo salió entero y eso lo fortalece.

Siguiendo con los números, la mayoría de los asistentes fueron en efecto los locales: radicales de la capital provincial que han tenido o que tienen vinculación con la Universidad Nacional del Litoral, con la Municipalidad o ambas. De esa extracción es la mayoría de las caras de la muy difundida foto de grupo que hoy tiene tanto lugares dentro del radicalismo como en los escritorios de la función pública, en ministerios, segundas y terceras líneas, además de bancas en la Legislatura o el Concejo

También es cierto que fueron menos los socialistas que en otras oportunidades, pero está claro que hubo representación más que suficiente de cada sector del partido de la rosa. En ese punto debe decirse que la foto difundida por Unidos no muestra un par de asistentes, que quedaron tapados por otros, y que entre los “invisibilizados” está un socialista del sector de Antonio Bonfatti, el diputado Rubén Galassi.


Una previa sabrosa


Antes del encuentro de la noche, por la tarde del miércoles hubo otra reunión que también encabezó el gobernador Pullaro, acompañado por el ministro de Gobierno Fabián Bastia, solo con los diputados provinciales del PS. Fue interesante lo que se conversó y también el gesto del jefe de la Casa Gris de ir a la Legislatura, un rato antes de la reunión en su partido.

Pullaro agradeció a los legisladores del bloque socialista el expeditivo tratamiento de la ley de reforma previsional, en medio de difíciles circunstancias: el jueves pasado al mediodía había un ataque al edificio con todo tipo de proyectiles, que incluso entraban a la Legislatura, cuando se apuró la sanción de la norma pedida por el gobierno.

En aquella jornada en que se sancionó la nueva ley para la Caja de Jubilaciones y Pensiones fue clave la actuación de la mayoría socialista, dentro de los 28 asientos que tiene el frente de gobierno. Aún así, lo que sucedió una semana antes en el mismo edificio fue apenas parte del temario del último encuentro.

Se dice que en la misma tarde en que se promulgó la ley, el gobernador envió un mensaje personal de agradecimiento a cada celular de los 23 diputados que con su voto positivo enfrentaron ese momento complejo. El resultado no fue una sorpresa. Se valoró especialmente que se reanudara la sesión, cuyo punto central fue lo votado sobre la Caja. Este jueves, en medio de aplausos y vivas en el Palacio de Tribunales, junto con otros diputados, la legisladora con poder de fuego en los medios de Buenos Aires Amalia Granata presentó un recurso de nulidad sobre esa sesión. Entre otros, la saludó el presidente de la Corte Suprema, Rafael Gutiérrez. Hubo adhesiones calculadas, pero la mayoría de los aplausos fue de empleados judiciales alcanzados por la reforma.


Una ronda de opiniones 


Pullaro fue diputado y sabe que la mecánica de una votación ordenada exige, por ejemplo, que se autoricen las abstenciones para quienes no pulsaron el botón del “sí” o el “no”. Pero eso no ocurrió en 11 casos; otros 9 opositores, en el apuro, optaron por la negativa y con ello convalidaron lo sucedido.

Quien revise el video del momento en que el socialista Pablo Farias alteró —moción mediante— el orden de la sesión y puso a la Cámara a votar, en tándem con una veloz intervención de la presidenta de la Cámara, Clara García, tendrá solo una visión parcial de los hechos. Apenas lo que sucedía dentro del recinto y con un nivel auditivo de la grabación que es óptima, casi sin interferencia de los gritos desde las barras y el estruendo que venía de la manifestación. Afuera, a unos pocos metros, en el interior de la Legislatura la tensión había llegado a un punto difícil. Los manifestantes más enojados no lograban entrar al recinto a fuerza de unos pocos efectivos policiales, una suerte de pizarra que reemplazó al pórtico destruido y una impensada acción represiva ejercida con la carga de más de 40 matafuegos.

El estallido de una bomba de estruendo apuró el paso del oficialismo, que estuvo entero y atento a lo que debía hacer. Sin fallas. Y eso seguramente habrá destacado Pullaro a los legisladores socialistas. Además de ir al bloque del PS, el gobernador pidió una ronda de opiniones, en la que varios hablaron de qué significa tener una coalición en el gobierno y qué se espera del entendimiento entre partidos. Las puertas quedaron abiertas para más conversaciones.


Hasta pasadas las 22.30


En el plenario de Unidos, ya entrada la tarde y con clima especialmente cálido, estuvo el jefe del bloque del PS, Joaquín Blanco, la presidenta de Diputados y Galassi, entre otros socialistas.

Mucho antes de ser gobierno, Unidos para Cambiar Santa Fe logró tener muy profesionalmente resuelta su comunicación con la sociedad. Sus partes de prensa son prolijos, hechos como para que los redactores no tengan que tocar una coma y siempre acompañados por una foto elegida de muchas posibles. Y las demás no trascienden a la prensa.

Del plenario del jueves 18 de septiembre por la noche y su posterior cena hubo una foto oficial (sin nada que remita al asado). Apenas unas pocas imágenes se permitieron a la prensa y los fotógrafos de los medios quedaron en la planta baja de la casona radical, la reunión fue en el primer piso al que se llega por una bella escalera de madera. Los periodistas no pudieron subir.

Aún en ese prolijo packaging de lo que ocurrió en la sede radical es posible adivinar los sellos negros hexagonales que advierten sobre el contenido del paquete. El “exceso de azúcares” ha estado en las declaraciones o confesiones de cada participante, más allá del postre helado y su envoltorio, tras un buen asado.

Lo edulcorado no es extraño: todo indica que ahora comienza otra agenda. Una que debe ser más del gusto de los legisladores del oficialismo, y con vistas a 2025, con elecciones de medio término en el orden nacional para renovar el Congreso.

Hasta aquí, entre emergencias para tantas áreas de gobierno, desde las que se declararon en materia de Seguridad, de Aguas Santafesinas, la Vial en discusión y la previsional que podrá durar hasta tres años, las normas que se discutieron fueron difíciles de digerir y nada sabrosas. Eran leyes necesarias, se dice.

Encima, todo el temario político de la semana previa al encuentro de Unidos fue lo contrario de lo que se espera: dificultades económicas, sociales e institucionales cada vez más graves en el país, la imposibilidad de negociar claramente con una contraparte seria en el gobierno nacional libertario, que entretiene a las provincias con funcionarios sin poder de decisión (los acuerdos de obras no se cumplen ni para la lista del Presupuesto) y un malhumor social que cuestiona casi todo. En fin, hasta aquí, el paquete a consumir lo que ha tenido es un aviso en letras blancas sobre un temible hexágono negro que indica: “exceso de sodio”. Es una saturación hasta de destructivos ácidos si se piensa en cómo trata el presidente Javier Milei a toda la actividad política, en todas sus expresiones. Nadie debe extrañarse de que se busque en Santa Fe endulzar los vínculos internos del oficialismo. El paladar político también procede por comparación.


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