La elección de Germán Martínez como jefe del bloque de diputados nacionales del Frente de Todos, en reemplazo del renunciante Máximo Kirchner, no debería leerse como una revancha de la interna del peronismo santafesino.
El dirigente estrechamente ligado a Agustín Rossi (fue su jefe de Despacho, asesor en el Ministerio de Defensa y compañero de militancia desde hace muchos años) fue considerado “el mejor” vistas las alternativas de los otros candidatos que se barajaron, algunos descartados por edad (como Gioja, Valdés o Heller) o por ser recién llegados a la gestión legislativa (como Tolosa Paz o Cecilia Moreau).
La disputa territorial por ocupar el lugar que dejó Máximo Kirchner ni siquiera se armó, aunque fue esbozada cuando el diputado Roberto Mirabella insinuó que sus preferencias (no quedó claro si también las de su sector) se inclinaban por otro diputado santafesino, el camporista Marcos Cleri, de marcado silencio en el último tiempo en la política provincial y que además le dio like en las redes a la carta de Madres crítica sobre el acuerdo con el FMI.
La necesidad de anunciar el nombre del sucesor antes de que el presidente partiera a Rusia aceleró las consultas y apuró las decisiones. También porque no es tiempo lo que sobra para preparar el terreno legislativo para aprobar el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional en la Cámara Baja.
Aún con todas esas prevenciones, la designación no dejará de tener repercusiones hacia adentro de la política santafesina. Es que la Corriente que lidera el Chivo viene de sufrir no sólo la previsible salida del ministro Roberto Sukerman del gobierno de Omar Perotti.
La semana pasada también fueron reemplazados otros funcionarios que adscriben a ese mismo sector político, y que trabajaban en lo que suele llamarse terceras y cuartas líneas del gabinete provincial. Admiten que les dolió que no se les objetara nada de su trabajo, sólo la pertenencia al sector que enfrentó al gobierno en la interna del año pasado.
La designación de Germán Martínez fortalecerá los comentarios de que el ex ministro de Defensa podría volver al gabinete nacional, aunque no hay certezas al respecto. El presidente Alberto Fernández, cuando lo desplazó del gabinete nacional —después que el Chivo decidió patear el tablero y anunció su precandidatura a senador—, le dijo que lo quería tener “siempre cerca”.
Un almuerzo con el presidente
Y aunque aquella frase pareció una expresión de circunstancia, se está cumpliendo por estos días. Tanto que en la misma jornada en que se produjo la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura de bloque, Rossi almorzó con el presidente. Ni ese tema (porque no se había conocido la carta) ni la posibilidad de su regreso al gabinete habrían formado parte de la charla.
Es que despejadas las versiones de una salida inmediata del jefe de gabinete Juan Manzur, no existen por el momento otras posibles vacantes en el elenco ministerial que acompaña a Alberto Fernández. Que Rossi está en la primera fila de las preferencias lo confirma la inmediata aparición de su nombre cuando se rumoreaba que Manzur se alejaba. “Llegó como Juan XXIII y terminó como Juan Pablo I, que duró pocos meses”, decían entonces los que ya no quieren tanto al tucumano.
Mientras desde el gobierno provincial dan como un hecho que en marzo podría desembarcar el Chivo en el gabinete nacional, cerca de Rossi sólo reconocen que se lleva bien con Alberto.
Fue, al igual que el gobernador Omar Perotti, de los primeros en saludar el entendimiento con el Fondo. “El default no era una opción”, repitieron ambos en sintonía con el presidente.
La clave para los días que siguen será saber si la renuncia de Máximo Kirchner será la única expresión de descontento por parte del kirchnerismo hacia el acuerdo con el FMI. Por lo que se sabe hasta ahora, no habría que esperar más señales de ruptura, por lo que las diferencias no escalarían por el momento.
La primera señal de esa certidumbre fue que Máximo no dejará el bloque (aunque podría votar en contra del acuerdo). El segundo gesto fue de los ministros que responden al kirchnerismo duro, que adelantaron que no planean dejar el gabinete nacional, como sí pasó después de las elecciones internas.
Lo que no se descarta es que con el paso de los meses se vaya armando un polo de centro izquierda dentro del Frente de Todos con la intención de competir por las candidaturas y los cargos en las elecciones del 2023. Y ahí podrían producirse otros movimientos. Aunque para eso falta demasiado.
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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
