Los comedores y merenderos de los barrios populares de Rosario no dan abasto. El corte en el envío de las partidas alimentarias por parte del gobierno nacional va a contramano del aumento en el número de raciones que necesitan para cubrir la demanda. “Necesitamos cada vez más y tenemos cada vez menos. Son dos trenes que van en distintas direcciones”, denuncian. En ese marco, las organizaciones sociales se las rebuscan como pueden para seguir sosteniendo la asistencia, pero advierten que el escenario es cada vez más complejo. Este jueves algunos espacios y movimientos de la ciudad se sumarán a una jornada nacional para pedir alimentos en distintos supermercados y así hacer frente a una situación que definen como gravísima. “El gobierno cerró la canilla por todos lados”, aseguran.
Desde su asunción, el gobierno de Javier Milei dejó de enviar las partidas de alimentos con las que las organizaciones sociales sostienen los comedores y merenderos en los barrios populares, desde donde asisten a las familias que más lo necesitan. Si bien en un principio se especulaba con las demoras lógicas que implica un cambio de gobierno, desde algunos sectores denuncian que se trata de una medida deliberada. La queja se fundamenta en un antecedente previo que involucra a esta gestión: la decisión de no repartir las tradicionales cajas navideñas que suelen entregarse en las fiestas.
La situación la confirmó la propia ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, durante las reuniones plenarias sobre la ley ómnibus. Allí el diputado nacional Juan Marino (Unión por la Patria) cuestionó al gobierno por no repartir los alimentos “como un acto de crueldad y de sadismo para disciplinar” a las organizaciones. La respuesta del gobierno fue escueta: “Dio vergüenza repartirla y no había plata para comprar nuevas, ni tiempo. No se repartió porque era una verdadera afrenta a las personas que la iban a recibir”, dijo la funcionaria.
Al día de hoy el escenario no cambió demasiado. Las partidas alimentarias están suspendidas y las organizaciones redoblan los esfuerzos para seguir repartiendo un plato de comida caliente entre los vecinos del barrio. Hernán Sorrequieta, integrante del Movimiento Evita, señaló que la cantidad de gente que asiste a los comedores del espacio está “en franco crecimiento” y se hace cada vez más difícil dar respuesta. La organización hoy cuenta con más de cien comedores y merenderos en Rosario donde reparten arriba de 200 raciones cada vez que cocinan.
“En medio de una crisis económica que se arrastra de los anteriores gobiernos, y que se está profundizando con Milei, decidieron directamente cortar la ayuda alimentaria. Es dramática la situación”, explicó el dirigente. “Tenemos cada vez más gente que asiste y la respuesta que podemos dar es cada vez menor. Venimos organizando campañas de donaciones, o nos la rebuscamos como podemos, pero la verdad que naturalmente no se da abasto”, agregó.
Si bien reconocieron que las ayudas del gobierno municipal y provincial se mantienen, señalan que no alcanza para hacer frente a la situación y que el grueso de las mercaderías que se utilizan en los comedores proviene de Nación. En ese marco, distintas organizaciones de la ciudad se sumarán este jueves a la jornada nacional encabezada por la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), denominada “Ollas vacías”, donde se prevén movilizaciones en las puertas de los supermercados, con intención de entregar petitorios y solicitudes de alimentos para poder seguir sosteniendo la ayuda en los barrios.
“Los recursos que venía poniendo el Estado nacional previo a la asunción de este gobierno, no se compara con lo que nos pueden dar otros niveles del Estado. Nosotros necesitamos indudablemente que el gobierno nacional vuelva a dar la ayuda alimentaria que proveía Desarrollo Social”, expresó Sorrequieta. Y añadió: “Es increíble que en medio de este contexto, con una situación social que se hace cada vez más inviable, el gobierno retire la entrega de mercaderías. Está todo pendiendo de un hilo y en el gobierno lo saben”.
En la misma línea, Eduardo Del Monte, de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), señaló que los dirigentes del movimiento piquetero a nivel nacional mantuvieron reuniones con funcionarios del nuevo Ministerio de Capital Humano. Pero las respuestas fueron poco satisfactorias. “No saben qué van a hacer. Lo cierto es que por el momento han paralizado todo y es muy preocupante. Cortaron la ayuda en el momento en que más se necesita y no ofrecen ninguna alternativa”, evaluó.
La organización cuenta con alrededor de 110 comedores y copas de leche en Rosario y reparten alrededor de 10 mil bolsones de mercaderías a las familias más necesitadas. El aporte más importante para esa dinámica asistencial lo hacía el gobierno nacional, pero al cortarse las partidas la organización está intentando reconstruir ese funcionamiento. Hoy mantienen una serie de convenios con el gobierno provincial que les permiten financiar la compra de alimentos frescos y secos, pero las arcas provinciales también están ajustadas y por el momento las partidas salen a valores de 2023, con intención de ir actualizando para marzo.
“Estamos tratando de discutir con Provincia cómo eso se va supliendo. Pero es tal la dimensión del problema que también es muy difícil resolverlo desde los gobiernos locales, por más voluntad que haya”, sostuvo Del Monte. “Hoy el gobierno nacional no manda nada. Han cerrado la canilla por todos lados. Con el gobierno anterior teníamos problemas para conseguir determinados productos como azúcar o aceite. Pero mal que mal, peleándola, iban entregando. Ahora han pasado directamente a cero”, aseguró.
Ante ese escenario, el dirigente remarcó que las organizaciones se las arreglan como pueden. Las estrategias van en dos direcciones: por un lado, articulando con otros espacios jornadas de protestas o reclamos conjuntos; y por otro, redoblando los esfuerzos para seguir parando la olla con lo que se consiga. Pero eso también tiene su impacto en la calidad nutricional de los alimentos que se brindan.
“Estuve en una mesa nacional y hay un registro de cada vez más chicos con bajo peso u obesidad producto de una mala dieta, porque están comiendo mucho hidrato de carbono y poca proteína. En concreto, se ha achicado todo. Son como dos trenes que van en distinta dirección. Porque por un lado aumenta la cantidad de gente en los comedores y los precios de las cosas, y por otro, anularon la entrega de alimentos. Nada bueno va a pasar con eso”, resumió.
Un análisis similar realizan desde el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), una agrupación conformada por más de mil familias de distintos sectores de la ciudad. Hoy el FOL brinda asistencia alimentaria en los barrios Tío Rolo, Godoy, Cabin 9, Belgrano, Villa Urquiza, San Francisquito e Itatí, entre otros. En todos el panorama se repite: la cantidad de familias anotadas en los comedores viene en ascenso.
“Todo lo que se venía dando de mercaderías se frenó, tanto para merienda como para comedores. Hoy no estamos recibiendo nada de Nación. Y la cosa viene complicada porque cada vez sale todo más caro y además se acercan vecinos nuevos en busca de poder retirar un plato de alimento. Lo que podemos hacer es muy poco a partir de lo que recibimos del Municipio y del gobierno provincial”, indicó Rubén Benítez, referente del espacio.
Según explicó, las ollas populares que preparan en cada uno de los lugares alcanzan para repartir unas 200 o 250 raciones. De Nación recibían parte de los alimentos secos como fideos, arroz o legumbres que servían para las jornadas de cocina, o para armar bolsones que luego reparten a los vecinos. Al mismo tiempo, los alimentos frescos los compraban mediante convenios con distintos niveles del Estado. Hoy está todo paralizado.
“Nosotros veníamos cocinando dos veces a la semana, pero cuando dejamos de recibir las partidas alimentarias no tenemos con qué. En los barrios, nuestros compañeros estaban haciendo alguna actividad para juntar fondos, pidiendo donaciones, y apelando a la colaboración de los comercios. Con eso hoy llegamos a hacer una vez a la semana y cuando se puede”, señaló. “Y a eso sumale que todos los días se acerca alguien nuevo a retirar comida. Es una constante en todos los barrios”.
Ante ese escenario, Benítez sostuvo que si no se reanuda la ayuda del gobierno nacional el panorama será desolador para las familias de los barrios populares de la ciudad: “Lo que venimos evaluando en la organización es que esta crisis se va a agudizar. Se va a ver mayor desocupación y los sectores populares son los más perjudicados por esta situación. Creo que vamos a un escenario complejo que a medida que la gente no vaya llegando a fin de mes el malestar social va a ser cada vez mayor. Y eso en algún momento va a terminar estallando”.
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Periodista. Licenciado en Periodismo (UNR). Conductor y productor en radio Aire Libre (91.3). En Twitter: @NachoCagliero
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