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Política

Cristina al PJ, una interna desigual con Quintela y la furia del presidente que la quiere “ver en el cajón”

En el campo de la oposición al gobierno se preguntan ¿para qué debe servir el PJ?, pero no hay una sola respuesta para los distintos actores del principal partido político de la Argentina. Eso explica la gran novedad que arrojó el fin de semana: habrá una elección interna con el voto directo de los afiliados luego de casi 36 años. Lo todavía más sorprendente es que habrá dos listas, “Primero la patria”, que encabeza Cristina Kirchner, y una segunda, “¡Federales! Un grito de corazón”, del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, hasta hace pocas semanas cercano a CFK y con un neto posicionamiento de confrontación al gobierno de Javier Milei.

Sin embargo, al presentar su lista para competir con Cristina, “Federales” se rodeó de segundas y terceras líneas donde convive cierto peronismo moderado y dialoguista (por caso, representantes del sindicato UPCN, cuyo titular, Andrés Rodríguez -que hoy milita la negociación con Milei-, conductor de un sector minoritario de la CGT aunque poderoso, que pone a la central sindical ante la inminencia de una ruptura política ya inevitable).

Las cinco vicepresidencias que acompañan a Quintela (candidato a presidente) quedaron para Magda Ayala (intendenta en el Chaco), Alberto Rodríguez Saá (San Luis, ex gobernador y senador), Mariana Gadea (UPCN, Caba), Roque Álvarez (Tucumán) y Alba Sánchez (Salta). Salvo el “Alberto”, con amplia experiencia, el resto son todos dirigentes de vuelo local. La pata santafesina de Quintela, más que en su lista (recién aparece como consejero titular en el puesto 14 Jorge Molina, de UPCN Santa Fe) se expresa en uno de sus tres apoderados, Leandro Busatto, que llega a Quintela a través de su suegro, Pepe Albistur, el gran amigo de Alberto Fernández, que ahora impulsa al riojano.

Si bien la carrera contrarreloj de cuatro semanas hasta el 17 de noviembre ya comenzó, la posición del riojano, al no bajarse de una disputa interna claramente desigual ante CFK, va tomando formas distintas a las que tenía cuando se lanzó para el cargo y aún no se había propuesto CFK.

Más allá de los cruces entre candidatos, lo más asombroso de Quintela fue su definición este último domingo, en el sentido de proponerse para que al peronismo “pueden volver (Juan) Schiaretti, (Juan Manuel) Urtubey, (Miguel) Pichetto, (Carlos) Rovira, (Graciela) Camaño y el ‘Flaco’ Randazzo”: todos dirigentes que se fueron desde hace al menos una década, o más tiempo, y que han acompañado a los gobiernos de Mauricio Macri y ahora orbitan, o directamente apoyan, a Javier Milei.

Este lunes, en la Quinta de Olivos, se concretó una cena con cuatro gobernadores que acompañaron al presidente Milei; dos de origen peronista como Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), otros dos que fueron aliados del peronismo y ahora apoyan a Milei, como Gustavo Sáenz (Salta) y Hugo Passalacqua (Misiones). Trascendió que buscarán soluciones parciales para sus provincias, a propósito del debate del Presupuesto 2025 que se inicia en el Congreso.

Y otra vez la pregunta, ¿para qué sirve el peronismo?, ¿para dialogar, acompañar y negociar alguna obra, sin disputar la dirección del programa económico del presidente?; o ¿para constituir una oposición férrea en la convicción de que el actual programa va al fracaso total, así dure en pie algunos meses o varios años?

Los gobernadores que se reunieron con Milei tienen algo en común con el presidente: su enemiga política principal es Cristina Kirchner. Tal es así que Sáenz no se privó de opinar sobre la interna de un partido que no es el suyo: “Se terminó el ciclo de Cristina Kirchner”, vaticinó. El santafesino Agustín Rossi, que integra la lista de Cristina en el puesto 22 como consejero titular, lo cruzó: “Le diría a Sáenz que los que vamos a decir si Cristina se terminó o no somos los justicialistas, así que zapatero a su zapato, Sáenz no es afiliado”.

Las palabras del salteño a propósito del “fin de Cristina”, coinciden temporalmente con una nueva y escalofriante declaración presidencial, en una entrevista con el Grupo Clarín, donde dijo: “Me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”.

La lista “Primero La Patria”, que generó un cruce fuerte aún no resuelto con el gobernador Axel Kicillof por su posición -por ahora, de prescindencia-, se constituye con hombres de peso; las cinco vicepresidencias las integran José Mayans (titular del bloque del peronismo en el Senado), Lucía Corpacci (ex gobernadora de La Rioja), el rosarino Germán Martínez (titular del bloque de Diputados del peronismo), Mariel Fernández (joven jefa municipal de un mega distrito del conurbano bonaerense, Moreno) y Ricardo Pignanelli (titular del poderoso sindicato Smata). La lista de Cristina tiene un alto componente sindical (el titular de la UOM y el de Judiciales, entre otros), ex gobernadores como Sergio Uñac y José Luis Gioja (San Juan), Felipe Solá (Buenos Aires), Juan Manzur (Tucumán), además de diputados y senadores nacionales, intendentes o, por caso, la ex vicegobernadora de Santa Fe, Alejandra Rodenas, que ocupa el puesto 26 en la lista de consejeros suplentes.

El ataque directo de Milei a Cristina Kirchner (sueña con verla muerta en el cajón del kirchnerismo) es coincidente con la relevancia que adquiere la resolución de la interna del PJ, que no hubiera llamado la atención del gobierno ni del sector empresario que lo acompaña en el caso de que no fuera CFK la candidata con mayores chances de ganar.

Desde la lista de Quintela, y con el rápido apoyo de los medios que acompañan al gobierno, ya hablan de que “no dan los tiempos para votar el 17 de noviembre”, o que “el PJ no tiene el dinero para hacer la interna”, y sugieren postergación. La táctica es de obvia conveniencia para el riojano, ¿qué mejor que pasarse varios meses siendo el competidor de Cristina y con todos los medios de comunicación a favor? También, un sector del poder judicial podría jugar el juego de la postergación. 

La sola posibilidad de que la voz autorizada por el mayor partido de la oposición sea la de Cristina Kirchner altera los planes del gobierno, a la vez que puede encender una luz de esperanza en el campo opositor, hoy debilitado y disperso.

No es tiempo de candidaturas ni de disputas electorales –y ahí radica tal vez el mayor diferendo intra-kirchnerista con Axel Kicillof-, pero una voz que unifique un punto de partida contra el huracán liberal oligárquico de Milei podría reacomodar el tablero político en el último mes de 2024.


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