Una dirigente social detrás de la pérdida de espacio de Bielsa en el gabinete


Redacción Suma Política
Pocas veces se lo intentó, muchas otras ni siquiera: el hábitat sigue siendo una quimera, al menos para millones de argentinos. La pandemia hizo más visibles a los ahora llamados barrios populares, las “villas”, contabilizadas en más de 4.400 y con cuatro millones de habitantes. Por convicción, por programa político y a la vez presionado por una posible explosión sanitaria, el gobierno de Alberto Fernández se propone urbanizar 400 barrios por año en sitios dignos, con servicios básicos, seguros y sin argentinos hacinados. Las viviendas faltantes en la Argentina se cuentan por millones.
Todo ese desafío estaba en manos de un nuevo y súper ministerio que diseñó el gobierno del Frente de Todos, el de Desarrollo Territorial y Hábitat. En manos de la rosarina María Eugenia Bielsa.
Pero algo pasó, hubo diferencias “metodológicas” admiten los involucrados, y el súper ministerio se partió, cediendo una de sus alas a otra área presidencial, el Ministerio de Desarrollo Social.
Así Bielsa vio migrar de su Ministerio la secretaría de Integración Socio Urbana, con la dirigente social Ramona Fernanda Miño al frente, al Ministerio de Desarrollo Social que conduce Daniel Arroyo. Todos juegan para el mismo equipo, el del presidente. Sin embargo, ese prometedor y sobre todo nuevo ministerio que creó Alberto Fernández, a menos de 10 meses, si bien mantuvo a su conductora, cedió un mínimo de 8 mil millones de pesos de su presupuesto, áreas de incidencia y planteles profesionales ya designados, entre otros resortes de poder.
Según comentó la propia Bielsa, horas después de publicado el decreto presidencial que le redujo su campo de acción, “no hubo una pérdida de poder. El cambio fue consensuado, no habrá distanciamiento, todo lo contrario”, trató de atenuar la rosarina, en referencia a un golpe evidente. Es cierto, no todo lo que suceda en los 4.400 barrios populares de la Argentina, históricamente conocidos como “villas”, estará en manos de Desarrollo Social: las viviendas nuevas, desde cero, que se concreten en esos barrios registrados en el Renabap (Registro Nacional de Barrios Populares en 2017) continuarán en el ámbito de Bielsa.
Aunque todo otro tipo de intervención en esos territorios, el de los desheredados, que no implique obra desde cero, y que será millonaria, ya no pasará por la firma de la arquitecta rosarina.
A principios de agosto, Alberto Fernández, Bielsa y María Fernanda Raverta, titular de Anses, habían anunciado el impactante relanzamiento del plan Procrear: 300 mil créditos para la construcción familiar, incluidos arreglos, refacciones, ampliaciones, y 44 mil viviendas nuevas, desde cero. A fin de agosto, el tortuoso “pico” de la montaña en la curva de contagios del coronavirus se estabilizó, y empezó a quedar atrás en el mayor conglomerado de la Argentina, el AMBA. En septiembre, luego de una larga historia de amagues y esperas, llegó el dictamen del proyecto de ley de Aporte Solidario por única vez a las grandes fortunas (impuesto a las grandes fortunas). De esa torta de plata —expectativa máxima de recaudación 307 mil millones de pesos—, unos 45 mil van a caer al rubro “barrios populares”, antes en manos de María Eugenia Bielsa, y desde hace dos semanas, de Daniel Arroyo, en el Ministerio de Desarrollo Social.
Las organizaciones sociales en el gobierno nacional, con referencia principal en la figura de Juan Grabois, abogado y dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), venía expresando su malestar por la “burocracia” y la “falta de acciones concretas” en el universo de los desangelados, los habitantes de los barrios populares.

“Cuando los compañeros de las organizaciones sociales nos preguntaban por nuestro desempeño en el Estado nosotros veíamos que podíamos dar más, pero que no lo estábamos pudiendo hacer. Y entonces se pensó en un cambio de metodología”, le dijo a Suma Política Ramona Fernanda Miño, secretaria de Integración Socio Urbana, antes en el Ministerio de Bielsa, ahora transferida al de Arroyo.
Miño nació hace 46 años en la Villa La Cava, histórico enclave de pobreza dentro de un partido que, paradójicamente, contrasta por su esplendor y riqueza, el partido de San Isidro, en la franja norte de conurbano bonaerense. Según contó la propia Fernanda Miño, las primeras imágenes que le vienen a la memoria remiten a una montaña de basura donde solía jugar en su primera infancia. Muy cerca de su casa, en aquella Cava de la transición entre los años 70 y 80.
“Venimos a hacer un trabajo distinto, ha habido años de atrasos, de políticas erróneas o ineficaces. Los barrios presentan una gran complejidad y eso tiene que ser tenido en cuenta a la hora de plantear soluciones”, agregó la referente, que se define una mujer de fe, profesora de catequesis, y ligada políticamente a Juan Grabois, a su vez interlocutor del Papa Francisco. Miño y Grabois, ambos oriundos de San Isidro, la meca del rugby, de los caballos de carrera, y a la vez, con una de la villas más grandes y antiguas de la Argentina.

“Las expresiones en los medios en el sentido de que estuve peleada con Juan Grabois no me representan”, dijo Bielsa —emulando a su hermano Marcelo en sus famosas tenidas con la prensa— en las horas posteriores a que el alcance de su Ministerio fuera recortado. “No tengo un problema en lo afectivo con él ni con las organizaciones sociales. Tal vez en algún momento tuvimos diferencias metodológicas, algo que es normal en todos los gobiernos. Y si en eso hay algún desencuentro, eso no existe como una fisura. Nosotros vamos a complementar la tarea de la Secretaría de Integración Socio Urbana —ahora en el Ministerio de Desarrollo Social— construyendo las viviendas desde cero”, concluyó la rosarina, en una entrevista con el también rosarino Luis Novaresio.
Según cuentan cerca de Bielsa, si bien el recorte de su Ministerio constituye un retroceso, el desacople en el manejo de los barrios populares y el vínculo con las organizaciones sociales termina siendo un alivio para la ministra, que ahora se aplicará principalmente al plan Procrear, un desafío también gigante, en este caso para sectores de las clases medias argentinas. Que hoy miran muy de lejos la posibilidad de comprarse una casa en el mercado inmobiliario.
“Estamos en plena transición. Es una posibilidad de darle un giro a nuestro trabajo. El problema de la vivienda en los barrios populares no es el único, son muchas dimensiones que hay que abordar de manera simultánea y creo que lo vamos a poder hacer en el Ministerio que conduce Daniel Arroyo”, se ilusiona Miño, que llega a Desarrollo Social con el nombramiento ya obtenido durante su corta estadía junto a Bielsa.
“Los barrios populares no se pueden entender desde afuera. Hay que vivirlos. En mi caso, yo nací y viví toda mi vida —hasta la actualidad— en la Villa La Cava. Cada barrio tiene su propia idiosincrasia, su identidad, aunque las necesidades básicas de infraestructura sean similares”, repasó.
Miño explicó que los habitantes de las villas “tenemos desarrollada la conciencia de la urgencia”, eso que el Ministerio de Bielsa no les habría podido resolver. “Hay cosas a las que estamos llegando tarde hace mucho tiempo. No tenemos más relevamiento que hacer, no podemos someter todo el tiempo a los habitantes de los barrios populares a interrogatorios, encuestas, cada vez que tenemos un cambio de gobierno”, abundó la funcionaria, tal vez la única en todo el país que continúa viviendo en la misma villa en la que nació y se crió.
Daniel Arroyo le puso la vara muy alta, la de urbanizar 400 barrios por año. “Los peros y las postergaciones ya no son soportadas por los habitantes de los barrios”, advirtió Miño a Suma Política. Por ahora trabajan en 40 barrios, en las denominadas intervenciones para obras tempranas, realojamientos, aperturas de calles. El Ministerio también impulsa la política del lote social con servicios. No se trata de salir a buscar cualquier terreno. Unos cien intendentes de todo el país ya conversan y planifican con Desarrollo Socio Urbano.

Recursos hay
Miño dice “no soy buena para contar plata”, pero reconoce que cuentan con “una montaña de posibilidades para la gente que nunca tuvo nada”. Los recursos provienen del Presupuesto 2020, prorrogado, créditos de bancos internacionales para el desarrollo, y también por el fideicomiso del impuesto “país”, que surge de la compra de dólares ahorro (impuesto del 35 por ciento por encima del precio oficial, para los que acceden a comprar en el mercado oficial).
A esos montos deberá agregarse (en el caso de que, efectivamente, se convierta en ley) el 15 por ciento de la recaudación del Aporte Solidario por única vez, también conocido como impuesto a las grandes fortunas, que ya tramita la Cámara de Diputados de la Nación y del que unos 45 mil millones de pesos irían para la reurbanización de los barrios populares.
Para Miño, “durante décadas hubo un uso de la gente de los barrios: se los sentaba en una mesa donde les informaban qué se iba a hacer. Y esto no queremos repetirlo. Por eso planteamos la obra temprana, con el Estado presente, y de ahí en más un proyecto participativo con las organizaciones. Las gestiones municipales se tienen que involucrar en ese proceso porque es la única manera de sostenerlo en el tiempo. De lo contrario queda en un regalo de determinado gobierno y no se visualiza como un reconocimiento de derechos”.
Finalmente, y dando detalles del por qué del cambio de Ministerio, la militante de La Cava analizó: “Venimos con un ritmo acelerado porque vivimos en la urgencia. Cuando empezamos a trabajar en la Secretaría nos encontramos con el monstruo del Estado, todo cuesta, todo tiene su momento. Nosotros llegamos para cambiar la lógica de la espera y de las idas y vueltas. El cambio de ministerio nos posibilita un cambio de metodología y la posibilidad de acelerar nuestro trabajo. Acompañamos la decisión de la Jefatura de Gabinete y del propio presidente de la Nación”.