Laboratorio a cielo abierto de una acción política singular, el barrio rosarino Nuevo Alberdi conoce por estas horas siete “obras tempranas” —así han dado en llamarse y entre las que notoriamente sobresalen las de agua potable y cloacas— que dan cuerpo al “Masterplán”, el Proyecto de Integración Socio Urbana para esas quinientas hectáreas del noroeste de la ciudad. Contrariamente a lo que podría suponerse, los trabajos no fueron anunciados por el intendente de Rosario o el gobernador de Santa Fe, sino por un candidato a concejal: Juan Monteverde, de Ciudad Futura. Fue este partido político el que hace unos quince años centró allí casi excluyentemente su trabajo, gestionó recursos con el gobierno nacional desde el segundo mandato presidencial de Cristina Kirchner y logró, también, que Nuevo Alberdi fuese parte del Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP). Es por eso que el “Masterplán” será financiado con dinero girado por la Secretaría de Integración Socio Urbana de la Nación, que proviene a su vez de recursos del impuesto a las grandes fortunas y al “dólar solidario”.
También a cielo abierto, de espaldas a una pantalla y con los vecinos como protagonistas, Monteverde significó las obras a venir como síntesis de una lucha política y punto de partida de una nueva experiencia comunitaria. Acompañado por la militante Ayelén Acevedo, la concejala Caren Tepp y el urbanista Oscar Bragos (uno de los redactores del proyecto), Monteverde consideró que “la sociedad está llegando a niveles de desigualdad y violencia intolerables” y que, con la Urbanización Nuevo Alberdi, se pasa “del miedo a la esperanza”.
Las siete obras contemplan tendido de redes de agua potable y de cloacas para el sector urbano (viven allí unas 1600 familias); reconversión de la vieja estación ferroviaria; instalación de una plaza comestible en el ensanche de una calle; reconstrucción de la cancha de fútbol del barrio y construcción de un edificio propio para la escuela de Gestión Social ÉTICA (hoy funciona en una casa alquilada), fundada por Ciudad Futura en el 2011 y único centro educativo del lugar.
“En este contexto de crisis que vive Rosario, donde la desigualdad y la violencia se volvieron pandémicas, esta es una forma concreta de mostrar que hay soluciones posibles para hacer ciudades mejores, más vivibles y justas”, anunció Monteverde, que procura llegar nuevamente al Palacio Vasallo tras las elecciones de noviembre próximo. Para él, “urbanizar es transformar y empoderar un territorio”, y estas obras son un “primer paso para terminar con la pobreza y dignificar los sectores históricamente postergados”.

Las siete obras
- Agua potable
Hasta no hace mucho, Nuevo Alberdi contaba con tendidos informales de provisión de agua potable (mangueras): escaso caudal, pérdidas de fluido en el trayecto y dudosa calidad eran los resultados. En algunos casos se recurría a bombas domiciliarias o al servicio de cubas que entes públicos facilitaban. La reestatización de la empresa de agua por parte de la Provincia (Aguas Santafesinas SA) permitió ordenar esa informalidad y mejorar el servicio. Ahora, el Proyecto de Integración Socio Urbana vincula roles y funciones del Municipio y Aguas Santafesinas SA para un programa de redes en el área urbana de Nuevo Alberdi. Todo el sector noroeste de Rosario tiene un problema estructural de volumen de suministro de agua potable que, según dicen desde Ciudad Futura, estará resuelto “por un reciente acuerdo entre los gobiernos nacional, provincial y municipal de Rosario para la ampliación del acueducto metropolitano”. Si eso ocurre, se podrá avanzar también en la ampliación de la red para la actual zona rural de la zona.
- Red cloacal, área urbana
Sin cloacas, los desagües del barrio se realizan actualmente a través de pozos absorbentes y por medio de zanjas, con el impacto que eso conlleva para la salud y el ambiente. Equipos técnicos del Proyecto de Integración Socio Urbana y de la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad rescataron un viejo programa que se actualizó con información de nuevas cartografías y recientes censos. La proyectada red de cloacas alcanzará de momento, como el agua potable, sólo el área urbana de Nuevo Alberdi.
- La Estación
Ferroviaria, la Estación Nuevo Alberdi dio origen e identidad al barrio. En medio de su abandono y a veces perdida entre pastizales, es un lugar de paso desde el sector más atrasado del barrio hacia otro que posee más y mejores servicios. Es “el lugar donde siento miedo”, dicen muchos vecinos, y agregan: “Pero lo que ayer atemorizaba hoy brinda alegría y esperanza”. Ahora la Estación aspira ser remodelada. Funcionarán allí un Nodo de Gestión Barrial en articulación con la Municipalidad y un Centro de Acceso a la Justicia; en tanto, la UNR proyecta una sede de la iniciativa Universidad Popular. La Plaza de la Estación, puerta de ingreso a Nuevo Alberdi, también será intervenida.
- Plaza Comestible sobre la calle J.J. Pérez
El tramo inicial de la calle J.J. Pérez es sensiblemente más ancho que el resto de su recorrido. Allí, el Proyecto… prevé instalar una Plaza Comestible a través del aprovechamiento del fruto de diversas especies. Según algunas ideas iniciales, para el borde de calle se proponen nogales y cítricos (limones, naranjas y mandarinas); en otros rincones, frutos de carozo (nísperos y ciruelos) y matas de arbustivas (burro, poleo, cedrón), y, en los canteros de la zona de juegos que tiene la calle, aromáticas (albahaca, romero, orégano).
- La “canchita de Servellera”
El Proyecto contempla una intervención sobre “la canchita de Servellera”, otro de los sitios referenciales. Preserva los recorridos que conducen desde la esquina de Bouchard y Servellera a los pasillos interiores del barrio y propone instalar una cancha de césped sintético con una cubierta multifunción. La estructura metálica de la cobertura permitirá la realización de actividades en mejores condiciones: ferias de la economía popular, charlas, clases de gimnasia y baile.
- Complejo Educativo ÉTICA
Primera Escuela de Gestión Social de la provincia de Santa Fe, el Complejo Educativo ETICA 3188 proyecta su nuevo edificio sobre el Corredor de Integración Bouchard-Somoza, en la zona rural. Esta ubicación apuesta a dotar al sector, en el corto plazo, de un equipamiento socio-comunitario y, más adelante, a integrar la zona urbana con la futura urbanización desde el canal Ibarlucea hacia el oeste. El complejo educativo, que actualmente funciona en una pequeña vivienda alquilada y ya cuenta con varias promociones de egresados, alberga la Escuela de Educación Media para Adultos (EEMPA) y un nivel inicial (jardín para niñas y niños de entre 3 y 4 años).
- Plaza de la Ética
Finalmente, el Proyecto… propone un “corredor de integración” este-oeste en el barrio, como una plataforma verde sobre la que se ubiquen equipamientos urbanos, comerciales y residenciales de densidad media. La Plaza de la Ética es un primer mojón de esa idea: sería el espacio de ingreso a la escuela del lugar, el lugar donde los padres aguardan por sus hijas e hijos que salen de la misma y un sitio de encuentro en esos horarios. Para la zona rural, sería el primer espacio público con el que contará.

Pueblo Nuevo
Desde Ciudad Futura repiten que la urbanización de Nuevo Alberdi es deriva de diez años de lucha social de un territorio que “se negó sucumbir ante el olvido del Estado y la voracidad del mercado” y que, de último barrio excluido de Rosario, pasó a ser escenario de una disputa de modelos de ciudad. Eso tiene asidero.
Lo tiene también inferir que el éxito del “Masterplán” será una muestra de qué pueden hacer de diferente, además de distribuir asistencia, los movimientos sociales, pues este proceso de integración y expansión urbana de Nuevo Alberdi se inició con el protagonismo y el activo intercambio de ideas y recursos de aquellos colectivos, con la Ley Nacional de Barrios Populares como referencia.
El Proyecto… en cuestión trabaja sobre un barrio consolidado y se entusiasma con “la expansión de la mancha urbana” a todo el predio rural de quinientas hectáreas. La ilusión suele no privarse del cálculo y en Ciudad Futura lo hacen: “El proyecto total contempla unas 500 hectáreas y al finalizar el proceso el barrio va a multiplicar por diez su población —cuentan—. Nuevo Alberdi con su expansión va a pasar de tener 6 mil habitantes a contar con 60 mil, el tamaño de una ciudad nueva. Por eso decimos que con la Urbanización Nuevo Alberdi estamos fundando un pueblo mientras dignificamos otro…”.
Incluso van más allá y el cálculo da lugar a la comparación: “Para dimensionar la escala de lo que estamos construyendo —explican— la ciudad de Venado Tuerto, la cuarta más grande de Santa Fe, tiene 75 mil habitantes. Aquí, de una punta del barrio a la otra hay cuatro kilómetros…”.
Muchas décadas atrás, en la zona norte de Rosario, el actual barrio de Alberdi era llamado Pueblo Alberdi; su integración posterior barrió de su nombre su supuesta independencia de la gran ciudad. Nuevo Alberdi parece ser parte de una quimera cuya traza va en sentido inverso: un pueblo nuevo.
Diversos sitios de la Argentina se llamaron, hacia comienzos del siglo XX, “Pueblo Nuevo”. Eran las poblaciones surgidas a la vera de caminos y estaciones ferroviarias que crecían rápidamente y, en la urgencia por encontrar una identidad simbólica, recibían la particular denominación.
Tan inconfesable, como impensable acaso, resulta la idea de una secesión administrativa y funcional en tiempos en que la concepción metropolitana parece irrefutable. Empero, las arcanas conversaciones de los militantes de Ciudad Futura tal vez sí visualicen en Nuevo Alberdi algo más que un globo de ensayo y entonces imaginen una secesión, simbólica y política a la vez, que los distancie sensiblemente de gastados hábitos de consumo, convivencia y generación de recursos. Algo así como dejar atrás las prácticas de un antiguo régimen para encontrar en Nuevo Alberdi una comarca donde las relaciones humanas sean más cercanas a sueños e ideales. “Tenemos que empoderar el territorio”, sostuvo la concejala Caren Tepp cuando la anunciación; luego gritó: “los barrios populares son también cuna de buenas noticias”.
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Músico, periodista y gestor cultural. Licenciado en Comunicación Social por la UNR. Fue editor de las revistas de periodismo cultural Lucera y Vasto Mundo.

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