Mientras la agenda mundial se crispa por incertidumbres, escenarios bélicos y con análisis dicotómicos de la realidad sin ahondar en sus pliegues, el sociólogo Edgardo Manero indaga el tema desde un nuevo paradigma. Tensiona categorías canónicas, corre el foco de supuestos ya agostados y encuentra cauces frescos para la reflexión. Su libro “Seguridad y Desorden Global. Las Américas: un terreno de experimentación”, que el viernes 31 de marzo se presenta en Rosario, con la participación de Atilio Borón, fue premiado por el Instituto de las Américas de Francia, lugar donde el autor, enseña, investiga y reside.
En el texto, “hay un intento de generar un nuevo paradigma para pensar la seguridad, que se corre de lo que generalmente está establecido. Salir del maniqueísmo y de la simplicidad de miradas que son profundamente ideológicas y que no responden a la complejidad de los factores”, dice Manero a Suma Política, a unos 30 kilómetros de Rosario, con una poblada biblioteca de fondo, que explica la actividad que realiza compartiendo el tiempo con trabajos de campo, entre Paris y Rosario.
“Es una forma diferente de pensar las cuestiones de seguridad de cómo están generalmente presentadas, tratar de salir de modelos entre buenos y malos, derechas e izquierda, reintroduciendo las problemáticas del poder y de los juegos a suma cero que organizan y estructuran la sociedad, sobre todo las internacionales”, explica. Y hay un eco de la perspectiva compleja de Immanuel Wallerstein, en su Sistema Mundo, para entender la globalización como las tensiones y luchas por el poder y la apropiación de recursos reales o representados.
Aunque suene lugar común, Manero sale del corsé de las lecturas simplificadoras sobre el mapa global y las hegemonías, como en los laberintos, por arriba, a través de los seis capítulos del libro: La naturaleza de la seguridad en América Latina: de la post guerra fría al desorden mundial, Geopolítica de las Américas Contemporáneas, El dispositivo securitario de Estados Unidos de América Latina, Políticas de Seguridad en disputa, Integraciones regionales e instituciones de seguridad y La gestión de la protección”. Desarrollos que profundizan sobre un pivote: lo estratégico ligado a la supervivencia de un grupo, eje que el autor plantea, desde América Latina.
Lo estratégico como supervivencia
“Una de las hipótesis que hay detrás de este trabajo tiene que ver con que la protección y la seguridad no sólo se relacionan con la violencia física sino también con otras formas de violencias que toca los cuerpos y también los bolsillos. La muerte por hambre, por ejemplo, hace a la cuestión de la seguridad, por eso el lugar de pobreza o de las migraciones en la concepción de lo estratégico sobre la cual se plantea mi trabajo”, explica Manero, que nació en Rosario, estudió Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), realizó un máster en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FlACSO) y ganó una beca del gobierno francés, país donde se doctoró en Sociología en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de Francia.
“Este trabajo intenta pensar lo estratégico desde un lugar diferente a lo que generalmente se piensa, como asociación mecánica entre estrategia y militar, mi hipótesis no tiene que ver tanto con lo militar tradicional o solamente con la guerra, en el trabajo lo estratégico tiene que ver con la toma de decisiones frente a la amenaza de muerte, mi pregunta es cómo las sociedades garantizan su supervivencia, esa es la pregunta que orienta este libro”, argumenta.
“Si lo político tiene que ver con el poder, lo estratégico tiene que ver con el poder en tanto y en cuanto se apoya sobre la amenaza de muerte, el cómo las sociedades hacen frente a su reproducción y supervivencia, es lo que guía esta concepción de lo estratégico”, explica. E insiste sobre su innovadora concepción de lo estratégico: no reducirlo a la idea del uso de la fuerza militar, la preocupación por la seguridad implica también las preguntas por el cambio climático, las crisis económicas, las diferentes formas de delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo, y no sólo por las guerras convencionales.
Además, explica los escollos en el terreno de lo estratégico y en particular lo que define como fijaciones estratégicas, representarse situaciones conflictuales de la actualidad, con respecto a modelos organizativos de otra época, la idea de una persistencia de esquemas anacrónicos de comportamiento y de interpretación. Y a modo de ejemplo cita la extrapolación de la idea de anticomunismo para pensar conflictos contemporáneos, querer explicar con el discurso anticomunista fenómenos que responden a otro tipo de lógica, de allí la importancia en lo estratégico de dar una dimensión real a la percepción imaginaria de la amenaza,
“Uno de los ejes del libro es que intenta discutir la idea establecida de la irrelevancia en términos estratégicos de América Latina después de 1989, para Estados Unidos, en términos militares, orientado primero a la reorganización y expansión hacia el Este y a la guerra al terrorismo después del 2001, pero las cosas en América Latina son un poco más complejas”, sostiene Manero. Y no sólo por esta región participa en temas centrales a nivel global en términos de seguridad como el narcotráfico, la criminalidad organizada, las migraciones o el cambio climático, sino también porque América Latina genera en los años 2000, espacios de resistencia ideológicos que no aparecen en otra parte del mundo.
“Se trata de los neopopulismos, concepciones políticas alternativas cuestionadoras de cierto status quo. América Latina es militarmente irrelevantes, pero por otro lado hay otro elemento interesante, es que se convirtió en un laboratorio, campo de prueba de representaciones y prácticas estratégicas de los Estados Unidos, que planifica, establece y concibe cómo actuar en términos de seguridad internacional/regional y experimenta en América Latina en los años de 1990, que después exporta a partir del 2001, a otros espacios”, sostiene Manero. Y enfatiza: muchos conceptos vinculados a la seguridad acuñados por Estados Unidos en los noventa, se terminan exportando, llamativamente son los demócratas quienes generan esta lógica. Estados Unidos promueve “una concepción del mundo profundamente transnacional que cuestiona el Estado Nación y la soberanía, nacional”, puntualizó.
“América Latina es el extranjero próximo de Estados Unidos, y si lo miramos en términos más extendidos, en la década de 1990, aparecen una serie de elementos como la concepción del espacio, del territorio, la idea de las fronteras transnacionales superando a los Estados, nuevos tipos de bases militares, el despliegue de armamento rápido, de lógicas que tienen que ver con los servicios de inteligencia y el uso de unidades puntuales para operaciones comandos”, enumeró.
Y sumó la idea del narcoterrorismo, como amenaza, entre otras formas de pensar conflictos que deconstruyen la lógica del Estado Nación, fundamentadas en la globalización y en lo transnacional, cuestionan la identidad nacional. Una concepción de la seguridad que se funda en la globalización como proceso e ideología, que entra en cuestionamiento con la soberanía nacional, y para cuyo análisis el autor reclama el nuevo paradigma que propone.
De la doctrina Monroe al litio
“Detrás de este modelo de Estados Unidos de exportación de seguridad y región, hay una especie de neomonroismo, generado en los 90, relanzado a principios del siglo XXI, con la presencia de China en la región y con el desarrollo de los neopopulismos que intentan romper ese modelo”, explicó y es imposible, al escucharlo, no evocar la visita de la Jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, cuando en su visita al país habló de los recursos de esta región.
“Es interesante ver el otro punto que intento discutir en mi libro, es la reapropiación de la soberanía nacional y popular reintroduciendo la cuestión de los recursos naturales como elemento fundamental por parte de los neopopulismos contestatarios, por eso el libro termina pensando cuáles son las diferentes y antagónicas concepciones de amenaza que se fueron gestando a partir de 1989, en América Latina y hace un recorrido que incluye los recursos naturales y la cuestión de las migraciones como un interrogante por la militarización de este fenómeno, no sólo en América sino también en el Mediterráneo”, enfatizó. Su libro, que indaga en la producción de saberes en América, más allá de la vigilancia epistémica de la academia canónica, se presenta este viernes 31 de marzo, a las 18, en el Espacio Cultural Universitario (ECU), San Martín 750.