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Política

Una foto para descomprimir la interna del peronismo y aprovechar el factor Kueider que golpea a Milei

El caso del senador Edgardo Kueider terminó de dar el último impulso a la cúpula del PJ de la provincia de Buenos Aires en cabeza de Máximo Kirchner: un impulso ordenador, con intenciones de emprolijar, al menos con una foto, tras un año complicadísimo para el peronismo, donde las diferencias entre las figuras principales, Axel Kicillof y Máximo y Cristina Kirchner, se profundizaron hasta un límite asfixiante. En un diciembre en retroceso para la oposición y con un asombroso afianzamiento de la imagen presidencial, el diablo metió la cola y le regaló un gol en contra de la Casa Rosada y a favor del peronismo. El entrerriano, y los 200 mil dólares en la triple frontera, cambiaron las cuentas de fin de año.

Sergio Massa, Cristina Kirchner y Axel Kicillof concurrieron al encuentro de Moreno, donde Mariel Fernández, la intendenta local, es parte de la primera línea del PJ nacional que armó CFK (ocupa una de las cinco vicepresidencias, junto a los líderes de las bancadas en el Congreso José Mayans y el rosarino Germán Martínez entre otros) y que el próximo miércoles 11 de diciembre asumirá formalmente funciones en la calle Matheu 130 de la Capital Federal.

Tal vez lo primero que tenga para celebrar el peronismo es que el encuentro no fracasó, la foto estuvo luego de un año sin que se reunieran, y que el “error” (Kueider) de la Casa Rosada –que objetivamente empantana el Congreso en el verano–, pudo ser rápidamente utilizado por la fuerza política naturalmente beneficiaria de la detención in fraganti del senador que hizo transfuguismo político, y luego andaba con billetes verdes en efectivo en su camioneta.

Dirigentes de alto rango del peronismo, que no estuvieron este lunes en Moreno, pero que de todos modos ven con buenos ojos la movida de la “unidad” del PJ, confiaron a Suma Política que se trató de un primer paso para reorganizar “la superestructura del PJ de la provincia de Buenos Aires”. Un paso “necesario, pero no suficiente” para encaminar un proceso de unidad ampliada y profunda, y, sobre todo, que revitalice la capacidad de representación del peronismo, hoy puesta en duda por muchos analistas.

También habría que decir que “el desorden superestructural de la provincia de Buenos Aires” derrama desorden y fragmentación en muchos otros distritos nacionales donde el peronismo kirchnerista no tiene protagonismo central, aunque perdura, en parte, como una especie flexible, por ahora silenciada, y a la espera.

A pesar de que el dispositivo judicial de Comodoro Py para empujar judicialmente a la expresidenta y exvicepresidenta continuó ofreciendo novedades en la última semana (Casación dejó en pie el caso del memorándum con Irán, reabriendo una causa que había sido desactivada), la irrupción del caso Kueider con dólares crocantes en mano, consiguieron opacar en parte la narrativa judicial contra Cristina Kirchner. En numerosos allanamientos en todos sus domicilios, en cuentas en el extranjero, e incluso en búsquedas con retroexcavadoras en la estepa patagónica, nunca se encontraron billetes verdes de Cristina.

El peronismo, y todo el sistema político en general, tiene mucho por resolver de cara al 2025 y no sólo en el orden electoral.

Según analizaron para Suma Política desde el peronismo en el Congreso, mientras se siga dilatando el llamado a sesiones extraordinarias (podría ocurrir en cualquier momento) los tiempos son cada vez más pequeños y se chocan contra las semanas de navidad y año nuevo. Ese llamado debería incluir una reforma electoral y la eliminación de las PASO. Semejante impulso, que por lo demás divide opiniones en los distintos bloques, parece estar más cerca de un “como si” que de un verdadero propósito, al menos inmediato, del gobierno nacional.

La reaparición de Sergio Massa en la foto con CFK y Axel Kicillof da una señal de no desmembramiento (al menos superestructural) del frente político que sacó 11,5 millones de votos en noviembre de 2023 y que perdió ante Milei por casi tres millones. De las derrotas, dicen, se sale aceptando con paciencia qué se rompió, qué se hizo polvo y qué parte quedó sana y con posibilidades de reconstrucción.

La pregunta del millón este lunes en el peronismo era si el acercamiento de Axel con Cristina y Máximo es “genuino” y tiende a “sanar las diferencias”, o es una simple foto para ganar tiempo y no hundir más el barco. “Luego de la foto, lo menos que tienen que hacer –Máximo y Axel– es no operarse en contra, sobre todo los muchachos de La Cámpora, que vienen siendo muy ásperos”, confió un peronista que está sentado en el Congreso a Suma Política.  

El aparente inicio de la reconstrucción del peronismo, con todos sus protagonistas sentados a la misma mesa, no lo devuelve como favorito para el 2025, aunque teniendo en cuenta que una modalidad distintiva de este proceso de derrota electoral fue la de no fracturarse en el Congreso –aunque con alguna deriva muy minoritaria que confirma la regla: Kueider y Camau Espínola en el Senado, ingresados previamente a la boleta de UxP y los tres diputados de Tucumán que abandonaron el bloque y se sumaron a La Libertad Avanza– como sí sucedió en procesos anteriores.

Con la centralidad del gobierno de Milei y la unidad conservada del peronismo con Cristina vigente, la preocupación mayor en el sistema político es para las fuerzas que no están decididamente jugando para uno u otro lado de los dos grandes bloques. La escena de 2025 empieza a vislumbrarse, y la foto de CFK, Massa y Axel Kicillof va en ese sentido.


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